Los monumentos y los sitios históricos son las huellas más palpables y concretas del pasado de los pueblos y testimonio de sus culturas, saberes y tradiciones. De ahí que nunca será suficiente insistir en que deben ser cuidados, mantenidos y protegidos de toda posible agresión.

En 1964 se fijaron algunos criterios en una reunión internacional de arquitectos y técnicos en conservación de monumentos, que se celebró en Venecia, y que es precisamente el tema de este día para 2024: “Desastres y conflictos a través del prisma de la Carta de Venecia”.

Pero fue en 2001, en una reunión celebrada en Túnez, auspiciada por la Unesco y por el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos), cuando se estableció esta fecha conmemorativa.

Sucede que son muchos los monumentos antiguos, situados en zonas de conflictos, que están en riesgo por los bombardeos indiscriminados, por los ataques con cohetes y otras armas igualmente destructivas.
El cuidado y la protección de los museos es una ardua tarea que demanda cada vez mayor esfuerzo ante determinadas taras sociales que han surgido en los últimos años, como esa inaceptable y desquiciada moda de dañar pinturas y esculturas famosas supuestamente como forma de protesta.

En el caso de nuestro país, la riqueza arqueológica está presente en diversos sitios y monumentos, como “La cueva de las maravillas” situada en la carretera a La Romana, pero también hay una ciudad colonial que se originó con la llegada de los españoles hace más de quinientos años, cuando se edificó esta ciudad que es “La capital primada de América”, por citar solo dos.

El cuidado de los sitios históricos y de nuestros monumentos debiera ser tarea de todos, una labor que tendría que ser encabezada con mayor ahínco por parte de nuestras autoridades, incluido el Ministerio de Cultura, que además de “La noche larga de los museos” podría enfocarse también en otras actividades que sirvan para que nuestros escolares y la población en general conozcan más sobre el tema y aprendan a amar estos sitios que testimonian el pasado de nuestro país.

Este día de los monumentos debiera celebrarse también con el orgullo que, por derecho propio, sentimos por el solo hecho de cobijar en nuestro suelo tantas huellas palpables y centenarias de la historia de nuestra patria dominicana.

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