El defensor del pueblo, Pablo Ulloa, ha asumido con la rigurosidad que necesita un tema que debe tener la atención de todos: el sistema penitenciario.

Las debilidades que tiene, acumuladas a través de los años y de Gobiernos de turno que solo supieron ponerle un parche al problema, creando de paso, un nuevo modelo, sin tan siquiera tener resueltas las cosas en el “viejo” modelo. La realidad salta a nuestros ojos, ninguno de los dos modelos ha funcionado y hay evidencia de ello.

Tenemos en las cárceles de nuestro país, distintos problemas que requieren la intervención directa de las autoridades, para eso Ulloa propone como primer paso, que la Dirección General de Servicios Penitenciarios y Correccionales sea un órgano autónomo para que pueda atender las dificultades que atraviesa la población carcelaria.

En el país hay cerca de 26,000 personas privadas de libertad, según las últimas estadísticas, de los cuales unos 15,080 ciudadanos están cumpliendo prisión preventiva en todo el país. Esta situación ha provocado un hacinamiento y condiciones deplorables para quienes deben cumplir condenas, provocando un colapso del sistema penitenciario.

Recientemente la defensoría del pueblo abordó de manera más profunda la situación al realizar un estudio para determinar la situación de salud de los privados de libertad.

Se habla que un 30% de la población penitenciaria tiene problemas de salud y más de la mitad no recibe tratamiento. Registran padecimientos cardíacos, enfermedades oculares y de células falciformes, problemas vinculados a los glóbulos rojos en la sangre.

Mientras que un 20%, según el reporte, sufre enfermedades de salud mental; 10% complicaciones renales, 8% problemas de diabetes, 5% tuberculosis y 3% con el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH).

Pablo Ulloa ha dicho la palabra clave, cuando se aborda el problema de las cárceles dominicanas, ha faltado voluntad política para atacar de manera medular el problema.

De repente los reclusos parecen tener mayores libertades detrás de las rejas, que fuera de ellas, parábolas, celulares, armas, para estar hipercomunicados y poder delinquir y seguir manejando los negocios desde sus respectivos lugares sin que eso implique sospechas.

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