Estamos al borde de que termine el año 2023 y comience el 2024, y cada vez que ese momento acontece nos ofrece una emocionante oportunidad para empezar de nuevo.

Y durante estos días unos más que otros hacemos balance de lo bueno y malo, un repaso a los acontecimientos del año que acaba, tanto nacionales como privados. Algunos mantienen estas revisiones en secreto aunque en la era de la exposición continua es habitual publicarlas en redes.

Y es ahí la costumbre, para la mayoría de las personas, que al final se haga un balance de lo que nos ha ocurrido dentro de los últimos doce meses, reflexionando profundamente sobre los logros.

Y esos mismos balances de fin de año son los que nos permiten comenzar algo nuevo. En base a aquellos aprendizajes que queremos, a lo que no pudimos lograr en este año que termina.

No importa qué objetivos te hayas propuesto para el año 2024. Es un momento para celebrar a su manera, el que pueda hacerlo, por todas las experiencias buenas y malas que hayas tenido y por todos los sueños que tienes previsto para el siguiente.

Independientemente de lo triste y pensativo que se puede estar. Pero el momento que más me ha marcado en mi vida, ha sido la pérdida de mi hermano a finales del 2022, y que el 16 de diciembre cumplió un año de su partida, algo que todavía sigue siendo muy doloroso para toda nuestra familia.
Pero saltar de un año a otro es la convención del almanaque. Es pura confianza en que es así, por inercia, por necesidad de renovar la fatiga, por la fiesta, pero nada delata que algo vaya a cambiar. Diciembre es algo así como el domingo del año.

Pero este diciembre del 2023 que en minutos se agota parece ese domingo en la noche cuando un libro espera de su autor para ser escrito. Y ha sido un año lleno de alegrías y de tristeza, doce meses en el que pasaron muchas cosas buenas y otras malas, pero la vida continúa.

Y para algunos este año fue un año lleno de bendiciones, donde permanecieron en el empleo, en donde lograron sus objetivos donde tuvieron el privilegio de servirle al señor. Y donde como país logramos la meta de 10 millones de turistas.

Ante cada acontecimiento solo queda decir. Gracias Dios porque en todo tiempo sin importar cuál fue la circunstancia, buena o mala permaneciste cerca, gracias por las personas que trajiste a nuestras vida, gracias también porque en la tristeza tu amor sanó nuestro corazón. Gracias a Dios por todo y muchas cosas más.

Para terminar les deseo a todos mis lectores un feliz año nuevo, y que la tolerancia sea el valor que guíe la vida pública en nuestro país en el 2024.

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