Simona Cappelli ha consagrado su vida a la conservación y restauración de obras de arte. Su sólida educación incluye una maestría en Ciencias de la Educación y especializaciones en Ciencias de la Pedagogía, así como valiosos diplomas obtenidos en prestigiosas instituciones tanto en Italia como en la República Dominicana. Resalta su formación en restauración de pinturas, otorgada por la Universidad de Plasencia y su diploma de especialización en la limpieza de pinturas sobre tela obtenido en el Instituto de la Restauración de Palacio Spinelli en Florencia, Italia. Estas experiencias académicas y especializaciones respaldan su profundo compromiso con la conservación y su capacidad para abordar desafíos complejos en el ámbito de la restauración de obras.

¿Cuál fue su experiencia en Italia en relación con su formación y trabajo en la restauración?
En Italia trabajé como restauradora durante 12 años, eran trabajos bastante duros porque se trataban de obras en exterior e interiores. En muchas ocasiones trabajábamos en un onceavo piso, estaban en paredes con pinturas al fresco, en retablos y más. Eran proyectos de medio ambiente que duraban hasta 2 años o más.

Simona, ¿alguna anécdota en particular sobre el arte antiguo?
Mi segundo trabajo fue muy importante, ya que fue en el Cenáculo de Leonardo, el espacio estaba dividido, una pared tenía el Cenáculo y la otra la Crucifixión de Bramante Donato Montorfano, que es su pintura más antigua. En las dos paredes laterales habían dos fajas decorativas, son los frescos más antiguos, trabajé principalmente en la que quedó, porque la otra se derrumbó con una bomba inglesa durante la Segunda Guerra Mundial. Estaban en fase de retoque. En agosto, cuando todo el mundo estaba de vacaciones, me quedé para retocar. En las empresas grandes siempre me destinaban al retoque final de la pintura por la facilidad y la buena mano que tenía.

¿Cómo describiría las obras que restauraba en Italia en comparación con su trabajo actual?
En Italia, principalmente restauré arte antiguo, creo que el más moderno era de 1800. Trabajé en obras de artistas importantes como Carlo Crivelli, Antonio Busca, en la iglesia de la Madonnina in Prato en Varese, también en arquitectura como la Certosa di Garegnano en la entrada de Milán, que tiene varias épocas. La parte de la iglesia que restauré al acercarse el Jubileo de 2000 con mi equipo para una empresa romana tenía pinturas de Crivelli, Daniele Crespi y Biagio Bellotti. Me centré en trabajabar con obras y monumentos más antiguos, que datan de 1400 en adelante, nunca trabajé con arte contemporáneo.

¿Qué le llevó a mudarse a la RD?
Pensaba tomar un sabático o encontrar un trabajo en un taller o laboratorio, ya que los de restauración en Italia eran físicamente agotadores. Trabajaba en exteriores, en andamios. Mi socia estaba cansada físicamente y yo considerando tomar un descanso. Una amiga que trabajaba para una empresa italiana que tenía actividades en la República Dominicana me dijo sobre una oportunidad aquí. Planeé venir por uno o dos años, pero terminé quedándome más tiempo. Me instalé en Santiago un par de años, trabajé como directora en una empresa que nada tenía que ver con mi profesión. Cuando finalicé el contrato, ya había ganado algunas amistades y me hablaron del Centro León que iba a abrir sus puertas al público, allí trabajé en el taller de restauración, una experiencia enriquecedora.

¿Cuándo llegó a la capital y por qué?
Vine a la capital en 2004, en principio para explorar nuevas oportunidades y decidir qué hacer en mi vida. Como mi especialidad es en arte antiguo, me centré en la Zona Colonial, pero desde que empecé a ser honesta y evaluar trabajos mal ejecutados y su estado de conservación, empezaron a cerrarme puertas.

¿Qué le motivó a quedarse en RD?
En 2004 se me presentó una gran oportunidad en APEC, que no contaba con personal especializado en el área de la restauración y conservación, así que Carlos Sangiovanni delegó esa responsabilidad en mí. Trabajé de cero el plan de estudios de la asignatura, al que vinculé más a la investigación, ya que existen pocos registros documentales sobre los procesos que se emprenden en esta área del conocimiento. Cuando llegó la crisis económica mundial en 2008, no tenía ganas de volver a Italia, eso me hizo pensar en la buena suerte de haber venido aquí.

Cuéntenos de su libro “Métodos y técnicas de conservación en obras de arte.
El libro trata algunos casos de restauración y de problemáticas encontradas durante los procesos de esta profesión. Su objetivo es sensibilizar al lector en cuanto a la tutela de los bienes culturales y documentar informaciones importantes para la historia artística y social en el país, ya que no existe ningún tipo de literatura o documentación técnica inherente a este tema.

Cómo se vinculó a la Fundación Iván Tovar y cuál ha sido su experiencia como miembro de la FIT?
Una de las primeras obras de arte moderno que me correspondió restaurar en el país fue la obra “Retrato” (1960) de Iván Tovar. Una pieza al óleo que se inscribe como un retrato de la artista Clara Ledesma, quien fuera su maestra. Ya han sido decenas las obras de Tovar que he restaurado, pero mi vínculo con él y con su obra de manera más extrecha, se suscitó a raíz de la exposición “Tovar Antológica” en 2014 en el Museo Fundación Eugenio Granell en Santiago de Compostela. En ese proyecto trabajé de la mano con Frank Pimentel y me correspondió catalogar las obras que iban a la exposición, además de colaborar en la propuesta. Luego de ese gran proyecto y al estar tan vínculada a su obra, fui invitada por familiares y amigos del artista para ser parte de la Fundación Iván Tovar, lo cual ha sido una gran experiencia, responsabilidad, un reto y, a la vez, una gran oportunidad. Todo con Tovar es en grande. Se ha clasificado su producción visual de una forma como nunca antes se había hecho en la República Dominicana con un catálogo razonado de lujo bajo la dirección de Héctor José Rizek, un gran mecenas del arte de Tovar y del arte dominicano en general.

Experiencia
En Italia trabajé como restauradora durante 12 años. Eran trabajos bastante duros porque se trataba de obras en exterior e interiores”.

Recuración
Una de las primeras obras de arte moderno que me correspondió restaurar en el país fue la obra ‘Retrato’ (1960) del artista Iván Tovar”.

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