Un momento inolvidable para Vitelio Mejía es el día en que por primera vez fue a la Iglesia Bautista Internacional con el pastor Miguel Núñez, hace ya 15 años

Aunque Vitelio Mejía vino a vivir a la capital cuando tenía 5 años, afirma: “No me siento capitaleño, sino banilejo”, pues siempre conservó el vínculo estrecho con Baní, Provincia Peravia, donde iba a pasar las vacaciones junto a los familiares que quedaron allá.

“El banilejo de corazón, independientemente de que no se haya criado en su provincia, generalmente siempre va a su pueblo a compartir con la familia que quedó allá, nosotros éramos habituales todas las vacaciones en Baní” aseguró Mejía, y afirmó que al día de hoy es su lugar de descanso los fines de semana.

  1. Gran impacto
    Me impactó mucho la primera vez que vi el mar, tenía 7 años, fue durante unas vacaciones en Matanzas, Baní. Lo conocí porque el esposo de mi tía María me quería muchísimo, como no tuvieron hijos pasé a ser su hijo de verano, me llevó. Él hacía sogas, eran los años 50, tenía un par de mulos con los cuales iba a buscar el guano para hacerlas, las ripiaba, las ponía a secar, las tejía y luego las vendía a los pescadores. En uno de esos viajes me invitó, nunca voy a olvidar la primera vez que lo vi, ese momento lo tengo siempre presente, fue impresionante ver su inmensidad, desde ese día el mar está presente en mi vida de manera cotidiana, me gusta navegar cuando puedo, pescar y de hecho los fines de semana descanso cerca del mar. Esa experiencia siempre la reedito”.
  2. Estadio Quisqueya
    En los años 60 vivíamos cerca del Estadio Quisqueya, recuerdo que la primera vez que fui al play vi tantas luces, que la primera impresión que me dio era salir corriendo. Ese día jugaban Licey y Escogido, que eran los eternos rivales, papá andaba con un radito, él miraba el juego y lo escuchaba al oído. Esa experiencia es inolvidable por muchas razones: Primero despertó en mí el amor por la pelota y segundo fue como el principio de una relación muy estrecha con mi papá, durante años íbamos juntos a ver los partidos, fueron muchas vivencias con él que después pude reeditar con mis hijos y con mis nietos”.
  3. Una heroína
    Mi padre Vitelio Mejía Suazo, empezó a hacer carrera dentro de Industrias Banilejas, llegó como mensajero y cuando se retiró ya era auditor general de esa empresa. Todo lo que papá pudo conseguir en la vida fue a base de trabajo, nos dio a sus hijos lo que pudo, todos pudimos estudiar y labrarnos un futuro. Mi madre, Mirta Ortiz de Mejía es una heroína, está viva gracias a Dios y en salud. Con casi 90 años le dio Covid, era una adivinanza realmente, muchagente que morín, pero anduvimos a tiempo, un equipo de médico bastante eficiente la atendió en la casa, porque no quiso que la internaran. Gracias a Dios todo salió bien y por ahí anda. Por eso digo que es una heroína, porque atender 9 hijos, sin servicio que la ayudara, tenía que lavar, planchar y cocinar para que papá que llegaba a las 12 del día encontrara su comida lista. Él era ñoño con su comida a su hora”.
  4. Su graduación
    Cuando terminé la secundaria, mi padre tuvo la decisión inteligente de que terminara el bachillerato en el Liceo de Práctica Experimental de la Unphu, era como una forma de que me fuera familiarizando con los esquemas de la universidad e incluso era más cómodo ingresar a ella. Fue una época interesante, en ese momento la carrera de Derecho estaba muy bien servida, estaban los mejores catedráticos en esa época, entre ellos los profesores Chupani, Peynado, Vincho Castillo, García de Peña, Bergés Chupani, entre otros que pude muy bien aprovechar su cátedra. Cuando me gradué de abogado fue un día muy importante, porque aparte de hacerme profesional, como mi papá nunca pudo serlo y él había apostado a que nosotros lo fuéramos, me sentía que estaba cumpliendo con su deseo como el mayor de sus hijos varones. Soy el segundo, tengo una hermana mayor que yo, es farmacéutica. El día que me gradué fue impactante para mí ver la cara de satisfacción que tenía mi papá durante el acto”.
  5. Primera audiencia
    Siempre me llamaba la atención el litigio, no quería ser solo un abogado de gabinete, porque mientras no tienes tu exequátur solo puedes ver a otros, ayudar desde abajo y hacer las diligencias. En día que fui a una audiencia y subí al estrado me di cuenta de que podía ser litigante y de hecho durante 40 años lo he sido, ya un poquito más administrado. Primero me formé como estudiante en la firma Castillo y Castillo, una universidad para mí, una gran experiencia, gente excelente, muy buena familia, de hecho llegué hasta allá porque ellos eran los abogados de Industrias Banilejas, me dieron la oportunidad y la aproveché. Duré 12 años en esa firma, pero luego me independicé de la práctica de abogado, me sentía un poco picado por la política”.
  6. Matrimonio
    Mi esposa es Marilyn Armenteros de Mejía nos conocimos en el aula de la Facultad de Derecho de la Unphu, hicimos la carrera juntos, nos graduamos juntos y empezamos a ejercer juntos en la firma que formamos hasta que empezaron a llegar los hijos. Acordamos que yo iba a trabajar para producir dinero y ella iba cuidar a los hijos. No soy machista ni estoy opuesto a que la mujer trabaje, esa fue una decisión en la que los dos estuvimos de acuerdo, porque teníamos como prioridad los hijos y no nos arrepentimos. Ella trabajó en algunas instituciones, pero al final llega el momento en que hay un desafío y es mi experiencia, tengo el esquema que aprendí de mi padre, no hay cosa que dé más tranquilidad al hombre para trabajar y saber que hay una gran mujer encargándose de la casa. Tenemos 3 hijos, 2 varones y una hembra bien formados, y 3 nietos, con cada uno sientes que la vida se renueva, lo quieres doble, por ser tu nieto y por ser hijo de tu hijo, es como un eslabón que une a la familia”.
  7. Un cambio en su vida
    Cuando nació mi primer hijo, sentí que la vida cambió, ya tenía a alguien que dependía de mí y eso generaba una gran satisfacción. Cuando él nació lo primero que hice fue dejar de andar rápido en los carros, me gustaba tenerlos que corrieran bastante, sin necesidad, llegaba a los lugares en fracción de minutos, entonces a partir de ese día cambié mi forma de manejar. Mi primer hijo es abogado, después tuvimos a Penélope que es nuestra princesa, es la que me asiste en todo. Ella y yo hemos llegado a una química tal que me adivina, cuando la llamo para decirle que tiene que hacer algo, ya lo tiene hecho, es una bendición de Dios. Con mi hijo menor coincidimos en la pasión por la pelota, recuerdo que cuando tenía 10 años estábamos en el Estadio y me dijo que iba a vivir de la pelota. Cuando le pregunté si iba a ser pelotero, me dijo que no, pero que iba a vivir de la pelota porque le apasionaba y de hecho aunque también es abogado, escogió la pelota. Su primera oportunidad fue con Arizona Diamondbacks, después pasó al Escogido con Julio Hazim, estuvo como asistente de Moisés, luego se fue a los Gigantes como gerente y ahora está como gerente de los Toros del Este”.
  8. Relación de confianza
    Trabajé con Balaguer como subconsultor jurídico del Poder Ejecutivo, para mí en esa época era sinónimo de balaguerismo. La primera vez que me senté con él a despachar los temas del departamento es un momento inolvidable por todo lo que él representaba para mí. Después salí de ahí a servirle al Gobierno en otras posiciones, llegó a ser una relación de confianza, a veces me utilizaba para cosas que no tenían que ver con el trabajo, se sentía a gusto con mi forma de trabajar. Pero cuando Balaguer murió, mi pasión por la política también, el día que lo dejamos en el cementerio, se me fue apagando esa llama de la política partidaria, aunque serví los 4 años del gobierno del doctor Fernández. Llegué a ser el presidente del Partido Reformista en mi provincia Peravia, a dirigir campañas, pero al final a veces me pregunto si es que en lugar de reformista yo era balaguerista, porque esa ilusión se fue apagando cuando murió Balaguer”.
  9. Presidente de la Lidom
    Un momento importante desde el punto de vista profesional fue el día que me juramentaron presidente de la Lidom. A agradezco a Dios primero, porque nada ocurre en la vida de nosotros si él no lo permite. De ahí se derivan muchos días importantes, hemos crecido y nos hemos podido desarrollar, con el manejo de la liga y con ella como institución he tenido satisfacciones igual y cuidado si más placenteras que en mi vida profesional. La liga te conecta a manejar, a regular y a tratar de operar algo que es ajeno, porque la pasión por el béisbol es ajena, es del pueblo, al dominicano le hablan de las dos “P”, política y pelota y sabe de las dos. Es una satisfacción que la vivo todos los días, son muchas las oportunidades de generar ideas, de estar en contacto con la gente, tratar de saber lo que quieren y complacerlos. En un periodo de 6 años hemos tenido un campeón diferente, es decir que la liga está equilibrada competitivamente, no hay interés, cualquier equipo puede ganar el campeonato. También haber impulsado cierto liderazgo a nivel internacional de la Confederación y tener 4 campeonatos de series del Caribe y 2 subcampeonatos nos llena de mucha satisfacción. Si de las actividades que hago tengo que dejar alguna, no sería la pelota”.
  10. Amarga experiencia
    Recuerdo la primera Serie del Caribe, un momento inolvidable en sentido negativo, porque también los momentos amargos no se olvidan. Estábamos en el juego decisivo con la liga de Puerto Rico, andaba el grupo de las Águilas, don Winston Llenas, vicepresidente de la liga, en ese momento todos éramos aguiluchos. Estábamos ganando como hasta el séptimo inning, ya me daba como campeón y los demás también, en eso se me acercó un muchacho y me dijo mire señor presidente me voy a sentar aquí, hay mucha gente y se va armar un caos cuando se acabe el juego, usted me cae atrás para llevarlo a la entrega del trofeo. De buenas a primeras se descuadró el juego y el muchacho se quedó como frisado, le dije oye, muévete, ponte por lo menos en el centro, mira allá está el presidente de la liga puertorriqueña, vete allá que este juego no pinta bien para nosotros. Él me preguntó si me sentía mal, le dije que no, entonces se fue. Recuerdo que ese año se hizo un viaje conjunto, se fletó un avión para llevar los dos equipos a Guadalajara. Esa fue mi primera experiencia amarga, porque me sentía que estaba ganando, que me perdone don Winston que es mi hermano, pero nunca voy a olvidar esa mirada, esa profunda expresión de tristeza cuando cantaron el último out. Lo miré y eso me acabó y que me perdone porque creo que eso yo ni a él se lo he dicho. La verdad que fue algo doloroso”.

El día en que el Señor me llamó

“Cuando Dios te llama, te escoge por gracia. La primera vez que me invitaron a un grupo de oración, fui por cumplir, me invitó mi hermana y su esposo, fui con mi esposa, era en la casa de unos grandes amigos Felipe y Sasy. Ese día realmente sentí el cambio, me sentí tocado, no tenía ni la más remota idea de eso, lo entendería teológicamente como que fui escogido. Era miércoles, volví el otro miércoles y ahí me quedé en la vida de iglesia. Podría decir que por la misma gracia de Dios, otro de mis momentos inolvidables es el día que por primera vez fui a la Iglesia Bautista Internacional con el pastor Miguel Núñez, de eso hace unos 15 años. Ahí estamos con una teología correcta, una sana doctrina y sirviendo al Señor en la medida en que él nos dota para eso. Mi esposa y yo dirigimos un Ministerio de Pareja los lunes”.

Recuerdos
El mar siempre está presente en mi vida de manera cotidiana, pues me gusta navegar cuando puedo, pescar y los fines de semana descanso cerca del mar”.

Profesión
Papá todo lo que pudo conseguir en la vida fue a base de trabajo, nos dio a sus hijos lo que pudo, todos pudimos estudiar y labrarnos un futuro”.

Familia
Mi esposa Marilyn y yo tenemos tres hijos, dos varones y una hembra bien formados, y 3 nietos que son como un eslabón que une a la familia”.

Gratitud
Agradezco a Dios el día que fui juramentado presidente de la Lidom, porque nada ocurre en la vida de nosotros si él no lo permite”.

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