El doctor Pablo Mateo es el primer urólogo dominicano en realizar la técnica Rezum. DANNY POLANCO
El doctor Pablo Mateo es el primer urólogo dominicano en realizar la técnica Rezum. DANNY POLANCO

Una distinción que impactó al doctor Mateo fue la nominación a “Hombre y Mujer del Año 2016”

La pasión del doctor Pablo Mateo es la urología y los avances que se producen de manera constante en los tratamientos de las enfermedades urológicas que mejoran la calidad de vida de sus pacientes.
Su trayectoria profesional está rodeada de premios y reconocimientos, pues considera que el mayor que ha recibido en su vida es “la bendición de Dios”, ya que es un hombre creyente y para él cada día “es un premio del Señor”.

“Valoro cada cosa positiva que me sucede en el transcurrir de cada día, pero en el plano terrenal una distinción que me impactó mucho fue la nominación a Hombre y Mujer del Año 2016”, expresa el especialista, quien fue reconocido por el Boston Cientific por ser el primer urólogo dominicano en realizar la técnica Rezum, una práctica de vapor de agua, considerada una de las mejores opciones para tratar el crecimiento de la próstata.

1. Aspecto que más valora

Nací en Vallejuelo, municipio de San Juan de la Maguana. Tuve una infancia feliz, mis padres se dedicaron por entero a nosotros, sus hijos, siempre me sentí protegido por ellos. Mi madre Águeda Santos de Mateo, española y mi padre Juan Pablo Mateo dominicano. Ese soporte que recibí de ellos es uno de los aspectos que más valoro de mi infancia, todo ese amor, ese apoyo, sobre todo ese seguimiento en cada paso que dábamos mis hermanos y yo para ellos estar seguros de que todo transitaba por el camino correcto de la disciplina y el cumplimiento del deber”.

Nací en Vallejuelo, municipio de San Juan de la Maguana

2. Ejemplo a seguir

Tuve una familia maravillosa, mis padres fueron personas espectaculares. Papá, con la ayuda de mi madre se graduó de Licenciado en Educación en la Unphu, siendo nosotros adolescentes. Eso nos marcó, porque sentíamos el compromiso de seguir sus pasos, pero lo que ellos querían en el fondo era darnos el ejemplo de que había que estudiar. Tengo tres hermanos maravillosos, todos profesionales: Julia Mateo es odontopediatra, Ricardo Mateo, cirujano maxilofacial y Natalia Mateo, licenciada en Mercadeo. Tenemos una relación muy bonita, ellos son parte de mi vida, nos amamos. Si alguno tiene una situación, entre todos nos ayudamos. Dios me dio el privilegio de tener tantas cosas bonitas que nunca me quejo de nada, porque sería ingrato de mi parte. Mis hermanos y yo crecimos también junto a nuestro abuelo materno, Casimiro Santos, era español, medio cascarrabias. Nunca tuvimos una relación como la que tenía con mis hermanos, porque que siempre fui muy independiente, y los domingos cuando quería darme 5 ó 10 centavos, no la aceptaba, creía que si lo hacía tenía que hacer lo que me dijera, pensaba que me estaba sobornando. Tuvimos cierta diferencia, aunque al final de sus días las cosas mejoraron y nos llevábamos mejor”.

3. Limitaciones

Realicé los estudios básicos en la Escuela Pública Anacaona de Vallejuelo y la secundaria en el Liceo Público Secundario, eran tiempos donde existían muchas limitaciones para estudiar. Nunca se me olvida que estudiábamos de madrugada con una jumiadora, unas lámparas de gas que hacíamos con laticas de jugos de pera, ya que no había energía eléctrica en ese entonces. Otro momento que no olvido, es que a mi hermana y a mí nos decían que pasábamos de curso porque papá era el director de la escuela, sin embargo de los 16 estudiantes que nos graduamos de bachiller, solo 7 entramos a la UASD y en el año del colegio universitario a mi hermana y a mí nos exoneraron casi todas las materias. Recuerdo muy bien que de los 7 que entramos a la universidad, solo tres nos graduamos, o sea que al final, el tiempo confirmó que no pasábamos de curso porque éramos hijos del director, sino porque teníamos una madre que se sentaba a diario a realizar las tareas con nosotros”.

El doctor Pablo mateo se graduó de Medicina en la UASD

4. Años difíciles

Mis estudios en la UASD fueron años difíciles, mi hermana y yo que siempre estábamos juntos, veníamos de un pueblo donde realizábamos marchas constantes en contra de los yanquis. En dos ocasiones tuvimos que amanecer dentro del recinto, ya que la policía en esa época de Balaguer reprimía todo. Mi hermana y yo estamos vivos por la Misericordia de Dios. Resulta que un día de huelga, cuando mi hermana y yo salimos a escondidas nos agarró la policía, por suerte que el jefe de la patrulla era de mi pueblo, entonces nos llevaron hasta la pensión donde vivíamos, fue el mismo Dios que nos protegió ese día. En la pensión, a pesar de que pagábamos y mis padres nos traían comida del campo no era suficiente, a veces teníamos que esperar que los hijos de doña Mery de Mapfoud, dueña de la casa nos dieran de su desayuno. Ellos nos querían mucho, siempre estaban pendientes de nosotros. Al final de nuestra carrera, la relación era más que familiar, le agradecemos mucho a doña Mery y sus hijas e hijos”.

El dcotor mateo ha recibido reconocimientos tanto nacionales como internacionales

5. Influenciado por su madre

Mi madre influyó mucho en mi decisión de estudiar Medicina, ya que a mí me llamaba la atención la veterinaria. Ella me decía siempre, mi hijo es mejor que estudies medicina, así puedes ayudar las personas que estén enfermas y al final tuvo toda la razón, las madres conocen muy bien a sus hijos. Una de las cosas que influyó a especializarme en urología, era ver como se podía trasplantar un riñón de una persona a otra. Dios me ha dado tanto, que después de casi 10 años como urólogo, pude hacer una especialidad en trasplante renal en el Hospital Clínic de Barcelona, España. Tuve el privilegio de regresar al país como el primer urólogo dominicano en realizar un trasplante renal de donante cadavérico. He sido bendecido en todo lo que me he propuesto en la vida, con algunas dificultades, pero sin ellas muchas veces no valoramos los resultados”.

Desde 2013, el doctor Mateo preside el Comité de Ética de la Sociedad Dominicana de Urología

6. Su primer trabajo

Mi primer trabajo me hizo cambiar en menos de 24 horas, la verdad que aprendí mucho en poco tiempo, fue en una clínica en la Avenida Independencia, el primer día de servicio renuncié, porque el dueño me habló mal. Recuerdo que me estaba comiendo un chimi como a las 11 de la noche, y él me dijo que no podía estar fuera de la emergencia. Le comenté, pero disculpe doctor, lo que pasa es que no quiero que quede olor a comida dentro de la emergencia, pero él siguió reclamándome, decía que él era el dueño y decidía cómo se hacían las cosas. Me sentí tan mal, que le contesté: como usted es el dueño, siga de servicio, usted no tiene derecho a faltarme el respeto porque estoy cenando y en este momento no hay pacientes en la emergencia, así que no tiene razón. Concluí diciéndole, pase muy buenas noches y tenga un buen servicio. A partir de ese día entendí que tenía que estudiar mucho y seguir adelante, pero lo que se me quedó grabado en mi mente, era que nunca sería dependiente de nadie, solo de Dios. También aprendí que para llegar se necesita amor por lo que haces, esfuerzo, disciplina y respeto a los demás. Agradezco sobremanera la forma en que ese colega me trató, porque de ahí aprendí que no tenemos límites para llegar hasta donde queramos”.

7. Años de sufrimiento

Me casé a los 22 años con mi primera esposa, con quien tuve dos hijos preciosos que amo con locura, Alan y Paola, vivíamos en los Estados Unidos y ya había terminado la carrera de Medicina. Al no poder seguir los estudios, tuve que trabajar como pintor y en mantenimiento de edificios, a pesar que ganaba entre mil y 1,500 dólares semanales, nunca me acostumbré, quería hacer mi especialidad en Urología, entonces mi esposa y yo acordamos que vendría a la República Dominicana para concursar por la especialidad y que luego ella vendría con los niños. A los meses de ganar el concurso e iniciar la especialidad, también comenzó mi pesadilla. Mi esposa secuestró a mis hijos por más de una década, fueron años de tortura, viajaba cada dos y tres meses a los Estados Unidos detrás de ellos, gracias a Dios después de 13 largos años terribles de sufrimiento, angustia, de noches interminables de llantos y dolor pude encontrarlos. Eso me cambió la vida, pero Dios al final puso todo en su lugar, es una historia larga, de la cual estoy escribiendo un libro de mi vida. Luego de terminar mi especialidad, conocí a mi actual esposa Rommy Grullón, con quien tengo una hija preciosa, Chantal, a quien amo con locura. Entre nosotros tenemos cinco hijos, Alan, Paola, Chantal, Rommita y Osiris, los de ella, los míos y los de nosotros, y esperando que nos den por lo menos 10 nietos”.

Desde 2021, eligieron al doctor Mateo como miembro del Comité de Ética de la Confederación Americana de Urología (CAU)

8. Momento que jamás olvidará

Un momento que jamás olvidaré es el día en que murió mi padre. Como siempre me levanté a las 5 de la mañana, recuerdo que ese día sentía algo inusual en mi organismo, de hecho, visité la emergencia de la clínica donde trabajo a las 5:30 de la mañana, antes de iniciar las consultas, pensando que tenía la presión arterial elevada, pero todo estaba normal. Inicié la consulta a las 6, pero aún me sentía inquieto, soy una persona que no me estreso, trato de estar calmado, pero me sentía angustiado. Tenía consultas programadas hasta las 12 del mediodía, pero a las 9.30 de la mañana, no soportaba la desesperación que sentía sin ninguna causa aparente, entonces suspendí las consultas por media hora y me dirigí a la casa de mis padres a una velocidad inusual en mí. Cuando llegué a la casa, seguí directo a la habitación de mi padre, cuando entré me miró a los ojos, abrió los brazos y me dijo hijo te estaba esperando, ayúdame. Lo llevamos inmediatamente a la emergencia de la clínica donde tengo mi consultorio, pero no pudimos hacer nada. Fue un día devastador para mí, recuerdo cada día la cara de angustia de mi padre cuando llegué a su habitación, nunca podré olvidarlo, él era un ser especial para mí. Lo amo con todo mi corazón donde quiera que esté. Te amo papi, algún día volveremos a estar juntos”.

9. Su mayor premio

Sin temor a equivocarme, una de las mayores distinciones que he recibido en mi vida es la bendición de Dios, soy un hombre creyente, para mí cada día es un premio del Señor. Siempre valoro cada cosa positiva que me sucede en el transcurrir de cada día, pero en el plano terrenal he sido reconocido en varios renglones, creo que cuando en tu entorno o en el área que te desenvuelves eres elegido para dirigir una institución es un reconocimiento a tu labor. Una distinción que me impactó mucho fue la nominación a Hombre y Mujer del Año 2016, dirigida por el gran periodista Adriano Miguel Tejada, quien fuera director de Diario Libre. Pero antes de eso, fui electo por unanimidad presidente de la Sociedad Dominicana de Urología (SDU) en 2006, luego en 2010 y de nuevo electo por un segundo período en 2018. Tuve el privilegio de ser electo presidente del Congreso de la Confederación Americana de Urología (CAU 2018), y desde 2013 presido el Comité de Ética de la Sociedad Dominicana de Urología. Desde 2021 me eligieron miembro del Comité de Ética de la Confederación Americana de Urología (CAU). Pero uno de las distinciones que más me ha llenado de satisfacción son los comentarios de satisfacción que refieren mis pacientes después de ser tratados, es uno de los aspectos que más me satisface”.

El doctor Mateo consideró que ese soporte que recibió de sus padres, es uno de los aspectos que más valora de su infancia

10. Su mayor satisfacción

Mi pasión es la Urología, los avances que se producen de manera constante en los tratamientos de las enfermedades urológicas, y que podemos ofrecerles al paciente para mejorar su calidad de vida. Una de mis grandes satisfacciones es cuando puedo mejorar la condición de salud en mis pacientes. Aunque me apasiona todo lo que hago en mi área, tengo dos procedimientos que alimentan mi pasión. Uno es cuando realizo un trasplante renal y observo cómo ese riñón que era de otra persona inicia a trabajar en el cuerpo de otro ser humano, ese es un momento alucinante, espectacular e indescriptible. El otro es cuando hago un implante o prótesis de pene, ese procedimiento cambia la vida del paciente y de su entorno. Aunque casi todas las cirugías mejoran la vida de los pacientes, siempre hay algunas que impactan más la vida que otras”.

El doctor explica que sus padres siempre les daban buenos consejos

El mejor consejo que le han dado

“Los mejores consejos que he recibido son los de mis padres, como los de ellos no existe comparación. Mis padres siempre, siempre me daban buenos consejos, son tantos que sería imposible mencionarlos. Recuerdo uno de mi madre, ella siempre me decía estudia, estudia mi hijo, y un consejo de mi padre que lo llevo muy dentro y pendiente en cada paso de mi vida es: nunca juegues con los sentimientos de otra persona. Son palabras fuertes, pero siempre me las decía, por eso cuido mucho el no lastimar a nadie, no importa quién sea,  trato de que las personas que me rodean se sientan bien. Un consejo de un gran amigo que tuve, el doctor Héctor Mateo, padre de la cardiología dominicana, él siempre me decía, escribe todo lo que te llegue a la cabeza, cuando nos vamos lo único que queda es lo que escribimos y dejamos plasmado. Por ese consejo de ese gran ilustre dominicano, mi primer libro que este año Dios mediante estaré presentando, está dedicado a este gran amigo que me brindó la vida, el doctor Héctor Mateo, pero que también se lo llevó a destiempo. Siempre te recordaré amigo del alma”.

Ayuda

Mis padres fueron personas espectaculares, papá con la ayuda de mamá, se graduó de Licenciado en Educación en Unphu, siendo nosotros adolescentes”.

Apoyo

Ese soporte que recibí de mis padres es uno de los aspectos que más valoro de mi infancia, sobre todo ese seguimiento en cada paso que dabamos, mis hermanos y yo”.

Suerte

Dos veces mi hermana y yo amanecimos dentro de la UASD, ya que la policía en la época de Balaguer reprimía todo. Nosotros estamos vivos por la misericordia de Dios”.

Consagración

Sin temor a equivocarme, uno de los mayores premios que he recibido en mi vida es la bendición de Dios, soy un hombre creyente, para mi cada día es un premio del Señor”.

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