Escribiré sin rodeos, a pesar de que esta entrega no se trate de eso: las Estrellas Orientales son mi equipo favorito para llevarse la corona del torneo de béisbol invernal 2014. Pienso que todo se ha hecho cómplice para que 46 años de sequía queden atrás. Es que no es solo el envidiable ‘momentum’ que vive el equipo de San Pedro de Macorís, es su material. Bateo, pitcheo y defensa. Usted mira la rotación abridora y el relevo de las Estrellas y se da cuenta de que tienen grandes posibilidades de ganar.
Sin embargo, los Gigantes son un buen equipo, que además, para mí, tienen una mejor línea central que las Estrellas, algo que podría ser muy clave en sus aspiraciones. Son una franquicia de profesionales, que ha dado un trato premium a sus peloteros y eso se reflejó en cada partido. Si ganan estaría muy contento, pues tengo gente muy cercana en esa franquicia.
Pero más que dar un favorito, la final que arranca hoy es un claro mensaje de que la Liga Dominicana de Béisbol (Lidom) ha cambiado. Se trata de dos equipos que al comienzo de la temporada no fueron dados para llegar a esta última instancia, única y exclusivamente porque supuestamente no tienen tradición ganadora y porque, lamentablemente, muchos consideran a Lidom como una liga de los tres grandes y tradicionales equipos: Tigres del Licey, Leones del Escogido y Águilas Cibaeñas.
Pues están muy equivocados aquellos que piensan así. El sorteo de novatos, que desde 2002 existe en la liga, se ha encargado de emparejar todo el asunto. Los Gigantes hoy en día gozan de esos buenos draft que han realizado a lo largo de estos años. Las Estrellas, por ejemplo, hoy cuentan con Robinson Canó, primera selección del sorteo de 2002. En fin, el que quiera ganar no solo tiene que tener abundancia de cartera, también debe tener personal con ojo clínico para buscar el talento.
Esta será una final muy linda, incluso, una que la Lidom necesitaba para empatar los oscuros fantasmas del descrédito que merodearon por mucho tiempo, cuando solo era Licey y Águilas. Ahora hay un nuevo orden y el que no esté preparado para asimilarlo sólo lleva las de perder o morir en el intento de ganar.
