Comparo la vuelta a clases con cualquier comienzo desconocido. Como cuando te vas a otro país y te aterra pensar lo que pasará. ¿Haré amigos? ¿Encajaré? ¿Me arrepentiré? Es más normal que nos enfoquemos en lo negativo que en lo positivo que puede traer el cambio, los inicios. Hablaba con amigos y concluimos en que todo se resume en inteligencia emocional; lo necesario para enfrentar con optimismo los cambios y las diferentes personalidades que encuentras en el camino. ¿No sería idóneo que estuviera en el pensum de cualquier universidad, por ejemplo? ¿O es que se nos permite buscar expresar nuestras emociones con sabiduría incluida sólo cuando somos adultos? La respuesta de Darwin sería que no. La inteligencia emocional es necesaria para nuestra supervivencia. Desde que nacemos, nuestro llanto avisa que algo pasa. En eso nos pasamos la vida, sintiendo. Sin embargo, es una materia nula en las aulas, bueno, quizá no así en las carreras de psicología. ¡Y vaya que es nuestra gran graduación de vida lograr sentir sin rencor, sin miedo, desde el corazón!
Agosto es el mes que enmarca un nuevo comienzo en el calendario de casi todos, al menos en nuestro país. Aunque indirectamente, todos nos vemos afectados con el retorno a clases, sino fíjese cuando se encuentre manejando los próximos días, que el flujo de autos aumenta. Lo que quiere decir que dominar nuestros impulsos, deseos, retos, presiones… requerirá de mayor comprensión.
En esta edición nos vamos a lo básico, a cosas simples que nos ayudan en el camino de las emociones. Lo verás a través de uno de nuestros reportajes centrales sobre cómo ayudar a tus hijos en este nuevo año escolar (pág. 62) o en belleza, con el tema que celebra los 100 años del labial y cómo la mujer ha logrado empoderarse a través de una barra con color (pág.98).
La inteligencia emocional arranca conociéndote a ti, tus gustos y también los de quienes te rodean. ¡Feliz inicio anclado a la sabiduría!
@AiramToribio
