Durante la semana recién pasada se tocó un tema muy importante que es el tema salarial y el tema viviendas. Esto sucedió durante la celebración de la Cuarta Mesa de la Construcción donde se discutió la necesidad de enfrentar el déficit habitacional del país.
Si hay una necesidad sentida por todo el mundo es la seguridad que da un techo propio. Hay varias Organizaciones No Gubernamentales que se dedican al desarrollo de viviendas de muy bajo costo para resolver el problema del hacinamiento que vive gran parte de nuestra población. Pero esto no es suficiente hay que establecer políticas públicas que permitan que con bajas cuotas y largos plazos que la población pueda tener un techo digno.
En los gobiernos del expresidente Balaguer fue mucho lo que se avanzó con los multifamiliares que fue una forma de apoyar a las clases de menores ingresos, adecentar la forma en que vivían y eliminar mucha de la arrabalización que se daba en la ciudad de Santo Domingo.
¿Qué paso? ¿Perdimos la sensibilidad? ¿Nos olvidamos de la necesidad de promover soluciones habitacionales baratas, donde la mano del Estado venía en auxilio de los más necesitados? Sé que el Instituto Nacional de la Vivienda ha construido residenciales de bajo costo en varias localidades del país, pero entiendo que el apoyo como política continua ha faltado. Los altos costos han impedido ya no solo a personas de bajos ingresos, sino incluso a una parte de nuestra clase media adquirir una vivienda.
Fue precisamente en el desarrollo de la Mesa de la Construcción que salieron a relucir datos importantes como el hecho de que el 53% de los empleados formales e informales ganan en promedio RD$10,000.00 y que según estudios de la Inmobiliaria del BHD la mayor oportunidad de venta, un 38 por ciento está en el mercado de viviendas cuyo costo no sobrepase el millón doscientos veinticinco mil pesos y un 26 por ciento está en las viviendas que no sobrepasen los dos millones y medio de pesos.
El presidente Medina, presente en el acto, declaró que en su gobierno se concentraría en mejorar las condiciones salariales, dando mayor apoyo a los incentivos a la construcción de viviendas que ha exonerado del ITBIS a todas aquellas construcciones que no sobrepasen de los dos millones de pesos. Esto, según la directora del INVI, junto a la liberación del encaje legal por parte del Banco Central, facilitó que muchas personas pudieran adquirir sus viviendas.
Sin duda mejorar las condiciones salariales debe ser un objetivo de todos, pero hay que eliminar una serie de obstáculos que son una de las razones por las cuales los niveles salariales en la República Dominicana son tan bajos. Creo que a todos nos conviene una mejoría de los salarios, no sólo es un asunto de justicia social, sino que mejora el consumo creando más fuentes de empleo.
Sin embargo, hay que tener cuidado con muchas empresas que se encuentran en situaciones económicas muy difíciles, que les impide hacer aumentos mayores, otras al igual que en muchas áreas de nuestra sociedad han perdido la sensibilidad como decía un joven en un video de Youtube, donde en una conversación imaginaria con una hija que aun no había tenido le relataba algunos de los problemas de nuestra sociedad, pero planteaba la esperanza de un nuevo rumbo del cual debemos ser todos los constructores.
Si vemos el modelo de Colombia donde se ha establecido un seguro de desempleo, podríamos eliminar el peso que significan las prestaciones sobre los salarios, para dar un ejemplo un empleado que haya laborado en una empresa por quince años con un salario de RD$ 75,000 podría estar recibiendo como prestaciones la suma de un millón doscientos cincuenta mil pesos, lo cual para una pequeña empresa puede perfectamente significar la descapitalización total.
El seguro de desempleo colombiano de acuerdo a lo declarado por el Ministro de Trabajo de esa nación, Rafael Pardo, “ La ley de protección al cesante”, como la llaman, favorecerá a los que pierdan su empleo por medio de seis meses de protección en seguridad social y de subsidio familiar con fondos del Estado y con la base del salario mínimo.
Nosotros podríamos utilizar los fondos de accidente de trabajo, los cuales acumulan mayores cantidades cada día sin ser utilizados realmente y crear mecanismos para apoyar al que pierde su empleo.
Mientras tanto, podríamos en una iniciativa conjunta del Gobierno, los constructores de viviendas y el sector privado buscar mecanismos que faciliten viviendas de bajo costo, con programas como el de Nicaragua de viviendas cuyo costo no excede los quinientos mil pesos, cincuenta metros cuadrados, tres habitaciones y las comodidades mínimas que aseguran a las familias un techo de por vida.
Aprovechemos lo planteado por el Presidente Medina y busquemos soluciones no solo salariales que son necesarias, pero más que eso reducir el costo de la economía para que más personas puedan acceder a un empleo digno y puedan tener el techo propio que hoy no tienen.