Parece un remake de otro filme, digo que parece porque no lo es. Spike Lee traduce su filme directamente de una historieta, y tanto este como el otro sur-coreano beben en la fuente de la tragedia griega. De ambos el coreano tiene mucho mejor ritmo y proyecta con mayor fuerza la psicología de un personaje que busca venganza por el secuestro de que fue objeto. En el filme dirigido por el cineasta gringo lo único destacable es la actuación del actor que representa al personaje central de la historia, el distinguido actor Josh Brolin.
Fuera de eso la obra y estilo narrativo de Spike no se siente ni en lo artístico ni en lo comercial. Quizás si hubiese sido un remake palmo a palmo, se hubiese salvado. Pero no, se quiso llenar toda la historia con subtramas y con giros temáticos con lo que sacaron por completo el contexto real de la trama que es el deseo de venganza, no la venganza en sí.
El filme no economiza ni un minuto de acciones violentas. Recurre a grandes nombres del cine como Samuel L. Jackson y lo coloca en un personaje en escenas y acciones que son como parchos. Este tipo de elementos son los que alejan a ambos filmes, siendo que el surcoreano es mucho más selectivo en el desarrollo y dimensión del personaje central. El secuestro de dos décadas que sufre el personaje, tiempo en el que ve en tv la historia pasar con tragedias tales como la de las Torres Gemelas y los cambios políticos gringos, no es aprovechado para causar empatía. Es obvio que como cinéfilos y amantes del cine de Spike uno se siente desengañado con su intento de occidentalizar una historia que funciona bastante bien en la cultura oriental coreana. Pero lo más increíble de este filme es que consigue arruinar al anterior en que se inspira.
Encima reafirma que los remake son odiosamente mediocres, aun más cuando solo se persigue comercio en un tren de marca capitalista, sin ninguna consideración por el público. l
HH Dirección: Spike Lee. Guión: : Mark Protosevich (Cómic: Nobuaki Minegishi, Garon Tsuchiva). Duración: 104 minutos.
