En el artículo de la semana pasada hablaba de los peligros de la informalización de la economía. Pienso que es un tema del cual debemos seguir hablando porque a la economía mundial le asechan muchos retos. Países importantes como México, Brasil y Colombia están sintiendo una disminución de sus ventas que de alguna forma puede impactar en nuestra economía, ya que siendo la economía dominicana una de las más abiertas pueden tratar de vender productos que no son capaces de colocar en sus países debido a la baja demanda, a precios por debajo de los que venden en sus propios mercados.
A diferencia de otros países que han establecido políticas claras para sus sectores productivos, en el nuestro por años hemos adolecido de falta de continuidad y hemos abierto nuestro mercado con otros países que tienen condiciones mucho más favorables que el nuestro.
Actualmente se siente en la economía una falta de dinamismo que tiene mucho que ver con el entorno internacional más que el entorno interno, lo cual es más preocupante aun, porque podemos hacer cambios internamente, pero es difícil cuando los factores no son controlables por nosotros.
En el artículo de la semana pasada tenía un dato equivocado y era el que los ingresos luego de la reforma fiscal habían disminuido. Realmente en el primer trimestre el aumento comparado con el mismo trimestre del año pasado fue de un 18.4%, con una ligera desviación de apenas 1.2% de lo presupuestado. Para el segundo trimestre del año los ingresos fueron un 8.8% mayor que el mismo trimestre del año pasado muy en línea con lo presupuestado.
Sé que muchos protestan por los impuestos pero siempre he sostenido que no hay peor impuesto que el de la inflación, y esto no lo digo para que se animen a poner más impuestos, porque realmente en la medida que aumenten los mismos más se afectan los sectores formales y crece la informalidad; hago la puntualización porque en un entorno internacional adverso debemos tener cuidado de no reducir la capacidad de compra del consumidor.
Ahora quiero ir hacia otro tema, relacionado con las declaraciones del presidente de la Asociación de Industrias de Herrera que con razón ve con preocupación el déficit actuarial de la seguridad social y el costo del seguro complementario que cada vez se torna más alto.
Lo que siento no compartir con el amigo Víctor Castro es la crítica que hace a las zonas francas, a las cuales culpa de la falta del aumento del per cápita y cito sus declaraciones: “Un sector empresarial inescrupuloso, incluyendo las zonas francas, están creando un daño muy grave, pone en juego la salud de los trabajadores e impide un aumento de la cápita, con lo cual provoca un efecto dominó en las finanzas de los agentes del sector”.
Más que acusar a un sector debemos, como bien dice, hacer una profunda revisión de la ley 87-01, porque en gran medida nunca alcanzará para pagar la seguridad social cuando más del 50% de nuestra fuerza laboral es informal y un 23% del gasto de salud lo invertimos en proteger a nuestros vecinos.
Una de las revisiones urgentes que tenemos que hacer es la de nuestro Código Laboral. Estoy seguro que Pepe Abréu debe recordar cuando ambos firmamos el 26 de enero del 2001 el acuerdo para llegar a la ley 87-01 que luego de que existiera un régimen de pensiones y estableciéramos un seguro de desempleo que nunca se hizo, revisaríamos el régimen de las prestaciones. Siempre he sostenido que es el enorme porcentaje del gasto social lo que impide que muchos empresarios se formalicen y mientras en países de Centroamérica este gasto es de un 32% en nuestro país está por encima del 60%.
No podemos tipificar a un sector como responsable de la disminución del per cápita de la seguridad social. Si empezamos a tirarnos piedras entre el propio sector empresarial en un mundo convulsionado, estaremos cavando nuestra propia tumba.
Es necesario ponernos de acuerdo para definir cómo lograr ser más competitivos, cómo implementamos mejores tecnologías que reduzcan precios internos y promuevan exportación, sin que esto signifique que no debemos exigir a todo el mundo que cumpla cabalmente con sus responsabilidades frente al pago de la seguridad social. Hace muchos años cometí el mismo error que Víctor al decir que las zonas francas pagaban sueldos bajos y un empresario de zona franca me invitó a su empresa y me permitió preguntarle a sus empleados cuánto ganaban entre sueldo e incentivos y tuve que aceptar que en muchos casos los salarios eran mejores que los mínimos establecidos por la ley para los sectores fuera de zona franca.
Sentémonos los empresarios primero, luego hagamos un diálogo transparente con nuestros aliados que son los sindicalistas, porque al fin y al cabo buscamos los mismos propósitos, y luego conversemos con el Gobierno que estoy seguro que se alegrará de que estemos de acuerdo y podamos crear más y mejores empleos. Hagamos propuestas, no críticas; de lo contrario, siempre seremos una nación pobre y llena de necesidades.