Para Víctor Gómez Bergés, la década de los 70 es inolvidable. Muchas cosas pasaron que le cambiaron la vida para siempre. En 1972, el mismo día que cumplía 32 años, fue designado por el Presidente Balaguer como Secretario ( hoy Ministro) de Relaciones Exteriores y dos años después, gracias a sus brillantes intervenciones en los foros internacionales y a los planes de renovación de la Organización de Estados Americanos, fue propuesto por los cancilleres de México, Emilio Rabasa y de Costa Rica, Gonzalo Facio, para ocupar la Secretaría General de la OEA.
Esta distinción alegró a los dominicanos, pero le cayó como un balde de agua fría al Presidente de la República, que comenzó a ver en su joven canciller una amenaza a sus imperecederas aspiraciones y desmedidas ansias de poder.
Pronto, el protagonismo adquirido por Gómez Bergés, su nombre y su fotografía a todo color en las primeras páginas de los periódicos, casi a diario, eran como una patada en el hígado de quien se había erigido como el líder sempiterno de su partido.
En esta entrevista, Gómez Bergés, quien en la actualidad es uno de los magistrados que integran el Tribunal Constitucional, revela cómo una maniobra maquiavélica de Joaquín Balaguer impidió que alcanzara la Secretaría de la OEA, en las elecciones más largas que se han realizado en esa organización hasta la fecha.
1. Caballero de Santiago
Yo nací en Santiago, mi padre era oficial de la Policía Nacional y lo trasladaron a la Capital cuando yo estaba recién nacido. Después vivimos en Puerto Plata, luego en Gaspar Hernández y estudié el bachillerato en Moca. Esa fue mi primera juventud. Mi papá se llamaba Cristino Gómez, cumplió recientemente 40 años de muerto, y mi madre Aura Rosa Bergés de Gómez. Mis padres eran muy rectos, imponían su disciplina, tanto a mí como a mi hermana Mildred, que es menor que yo. Tuvimos una educación muy estricta, yo diría que muy esmerada. Siempre estaban muy pendientes de nosotros. Era un niño muy travieso. Mis padres, sobre todo mi padre, tenían que estar imponiendo disciplina a cada paso. Me sometía a una disciplina rígida.
2. Primer trabajo
Recién terminados mis estudios, antes de graduarme, entré a la oficina del doctor Juan Contín, un abogado muy prestigioso y muy amigo de mi padre. El doctor Contín me enseñó mucho, aprendí mucho con él, porque era un gran abogado, que además tenía una gran vocación magisterial. Don Juan Contín, al final del año 1961, me llevó a trabajar con él a un empleo público, a una oficina que se llamó Dirección de Recuperación de Bienes. Una oficina que formó el gobierno del Presidente Balaguer para recuperar todos los bienes de la familia Trujillo, los cuales fueron confiscados.
3. Encuentro con el doctor Balaguer
Mi primer encuentro con Balaguer fue muy interesante, puesto que yo fui más por complacer a mi padre que por mis simpatías con Balaguer, porque yo lo veía como la continuación del régimen de Trujillo y no me atraía. No obstante, Balaguer, que tenía una gran capacidad de seducción para los jóvenes, me habló mucho del 14 de Junio. Yo había estado inscrito en el 14 de Junio en año 1962 y hablamos mucho de política. Él me dijo una frase que no se me olvidó nunca, me dijo: “Si la juventud no se hubiera precipitado, yo no estuviera en el país. Yo no hubiera podido regresar, porque el país sería de ustedes los jóvenes. El error del 14 de Junio fue haber permitido que el doctor Tavárez Justo se fuera a las montañas. Eso tronchó el movimiento de jóvenes más hermoso que ha habido en la República Dominicana”.
4. Cambio de percepción
Cuando Balaguer habló de esa forma del 14 de Junio, cambió la percepción que yo tenía de él, ya yo había leído “El Cristo de la Libertad” y ese libro me había dado una imagen distinta de él. Era un hombre que tenía un gran concepto del patriotismo, de la dominicanidad, muy arraigado, muy elevado y ya en ese sentido me sentía identificado con esos principios que él propugnaba en esa obra, que fue hecha pública en la era de Trujillo. Yo estaba en el bachillerato cuando ese libro salió y lo leí.
5. El Canciller
El día de mi cumpleaños número 32, en el año 1972, Balaguer me designa Secretario de Relaciones Exteriores, sorpresivamente, sin decirme nada. Ahí comienza la posición más relevante que he desempeñado en toda mi vida. Era el jefe de la diplomacia dominicana. Ahí tuve participaciones muy destacadas, entre ellas, mi postulación para la Secretaría General de la Organización de Estados Americanos. Fui propuesto por el canciller de México, Emilio Rabasa. Llamaba mucho la atención la juventud del canciller dominicano y mis discursos haciendo planteamientos tan atrevidos ante las Naciones Unidas y ante la OEA. El asunto es que hice una gran amistad con Emilio Rabasa, quien me tomó mucho cariño, y en 1975 había elecciones en la OEA y Emilio me dijo: “Víctor, tú eres el hombre para dirigir la OEA”, y yo le dije: “Pero don Emilio, (yo le decía don Emilio) yo estoy muy joven”. Él me dijo que precisamente eso era lo que necesitaba la OEA, rejuvenecerse, y agregó: “la OEA, necesita alguien que la rejuvenezca y ese alguien eres tú”.
6. Candidatura a la OEA
Cuando sale la información en El Caribe, dando cuenta que el Canciller dominicano era el candidato de México y Costa Rica para la Secretaría General de la OEA, de una vez fui donde Balaguer, que era lo más celoso del mundo, por eso no fui Secretario de la OEA. Para él no tenía ninguna importancia que su Canciller fuera Secretario a la OEA, le resultaba indiferente. Y yo, que ya lo conocía, que sabía cuál era su personalidad, egoísta, sigo preparando mi acto para la toma de posesión del 1974. Hicimos una ceremonia tremenda. Entonces, Emilio Rabasa me llamó por teléfono y me dijo que Gonzalo Facio, el canciller de Costa Rica, y él querían una entrevista con Balaguer, cuando llegaran al país, para tratar el asunto de la OEA. Yo ya me estaba motivando, porque veía que la cosa tenía un carácter serio. Cuando le digo a Balaguer que ellos querían hablar con él, me dijo que antes de la recepción del Palacio, los llevara a su despacho y que fuera yo con ellos. En ese momento se estaba manejando con Washington la posibilidad de levantarle las sanciones a Cuba. Ya el Consejo de la OEA había convocado una conferencia para septiembre, en Quito, Ecuador, donde se iba a conocer el asunto. Emilio se lo plantea a Balaguer y Balaguer le dijo que no había inconveniente, que con Fidel mantenía relaciones intelectuales, que había enviado unas comisiones de deporte y de intelectuales, lo cual era cierto.
7. Reunión en Quito
Cuando me toca ir a Quito, me fui a despedir de Balaguer y lo único que me dijo fue: “Manéjese con tacto en esa reunión”. Más claro no canta un gallo. Así mismo me manejé, pero a él no le gustó. Yo voté de último, para estar seguro de dónde estaba realmente la mayoría, como él me lo había pedido, porque yo sabía lo malvado que era Balaguer. A él le molestaba el prestigio que yo estaba tomando. Todos los días los periódicos publicaban una información relativa a mi candidatura. La prensa se volcó a mi favor, ya que esa candidatura era un prestigio para nuestro país. Primera vez que la República Dominicana tenía un candidato a una posición de un organismo internacional. Eso le molestaba a Balaguer. En ese tiempo su trato hacia a mí cambió notoriamente. Yo notaba una molestia. Si yo tenía algo que decirle, me recibía a la semana.
8. Una licencia inesperada
Pasó la reunión de cancilleres en Quito, llego al país y le hago un informe de cómo se manejó todo y de cómo me manejé. A los dos días emite un decreto otorgándome una licencia que yo no había pedido, lo que le dio un duro golpe a mi candidatura. Eso armó un escándalo y se desataron una serie de rumores a nivel internacional; hasta se llegó a decir que yo estaba recluido en prisión domiciliaria. Así pasaron noviembre y diciembre. A finales de diciembre, había un señor que fue muy amigo y protector de Balaguer en la era de Trujillo, se llamaba Anselmo Paulino Álvarez, que era en ese momento embajador en Madrid. Don Anselmo, además era muy amigo de mi padre y me quería mucho, porque yo fui el Canciller que pidió su placet para hacerlo embajador y manejé eso con mucha discreción, para evitar que le hicieran una campaña en contra, porque él tenía unos enemigos mortales por su trujillismo y él me agradeció eso siempre. En eso, don Anselmo viene al país, nada más a verme, y va a mi casa. Un hombre que podía ser mi padre y me trataba de Canciller y de usted, era un hombre de una gran disciplina. Él llegó a mi casa y me preguntó: “Canciller, ¿qué le pasa a Joaquín con usted? Le respondí que yo no sabía. Me dice: “Es que ese Joaquín no cambia. Es un egoísta. Le molesta el brillo suyo, el prestigio que usted ha adquirido. Yo sé que a Joaquín eso le molesta”. Me fui a Jarabacoa, a una casita que tenía allá. Me escondí allá. Todos los periodistas andaban detrás de mí, llamaban a casa de mis padres y mi madre le decía que no sabía dónde yo estaba. Entonces, don Anselmo habló con Balaguer y me confió a mí, que le dijo: “Joaquín, (así lo llamaba) ¿y qué es lo que tú has hecho con el Canciller? ¿Tú no te das cuenta la popularidad que eso te va a dar como Presidente, cuando el Secretario de la OEA sea tuyo? Pero él no le contestaba nada. Don Anselmo me dijo: “Balaguer nunca ha pensado salir del poder, y si tú llegas a ser Secretario de la OEA, en las elecciones del 1978 tú vas a ser el candidato a la Presidencia y Joaquín no puede permitir eso de ninguna manera y mucho menos de una gente de él”. Como él me lo dijo, así mismo lo vi. Don Anselmo me dijo: “Joaquín lo va a reintegrar” y le dije que ya para qué, que el daño estaba hecho. Ya yo sabía que él no quería que yo fuera Secretario de la OEA.
9. Una jugada perversa
Balaguer no quería que yo fuera elegido Secretario de la OEA. Así que se valió de los americanos y les dijo que ellos no podían confiar en mí porque yo había votado a favor de que le fueran levantadas las sanciones a Cuba. Todo fue una componenda perversa. Antes de mi partida me preguntó que qué día eran las votaciones, y yo le respondí que el día ocho. La noche del siete de junio, dicta el decreto que provoca la renuncia de los generales. Todo lo hizo calculadamente. Eso fue un escándalo en Washington y después se producen las declaraciones del Secretario Adjunto de los Estados Unidos contra mi candidatura. Todo eso lo manejó él. Él le hizo ver a los americanos que en mí no se podía confiar, porque yo había votado a favor de levantar el embargo a Cuba, cuando fue él quien insinuó que favorecía un cambio en las relaciones con ese país. El único responsable de que yo no fuera Secretario de la OEA fue Joaquín Balaguer. Él indujo a los americanos a dar esas declaraciones del Secretario Adjunto, algo que no había visto nunca antes, ni nunca después. Tampoco se ha visto nunca unas elecciones tan largas para elegir el Secretario de la OEA. Siete rondas de votaciones y no me ganaban, para eso fue necesario que el Secretario norteamericano emitiera unas declaraciones en contra de mi candidatura.
10. Después de la derrota
Cuando Balaguer perdió las elecciones, en 1978, Fernando Álvarez era el primer vicepresidente del Partido Reformista, y a mí me nombró segundo vicepresidente, pero no quería saber de Fernando tampoco. Como Fernando estaba muy dolido con él porque le había quitado la candidatura a la vicepresidencia y le hicieron barbaridades para despojarlo de esa candidatura, cuando Antonio Guzmán gana las elecciones, al otro día, Fernando publica una página en los periódicos felicitándolo. Eso le desagradó mucho a Balaguer y dijo de todo de él. Entonces él quiso utilizarme contra Fernando. Me llama un día y me dice: “Yo voy para Barcelona a chequearme los ojos y quiero que usted se encargue del partido”. Yo le dije que no, que el primer vicepresidente era Fernando”. Me dijo que el senador de Puerto Plata le había dado la carta de renuncia. “Lo voy a hacer Senador de Puerto Plata, pero se me encarga del partido, que el partido no se destruya”. Ya a las seis de la tarde había enviado al Senado la carta de renuncia del Senador de Puerto Plata y la carta de él recomendándome. Él se pasó unos meses fuera del país.
Egoísmo
“Balaguer no hizo nada por dejar el partido en manos de un líder reformista. Por eso el partido está como está. El egoísmo de Balaguer era apabullante”.
Obra de Dios
“En la vida aprendí que a veces te llegan cosas que no estás buscando, ni esperando, que son obras del destino, a las que yo les llamo obras de Dios”.