Hacia una economía informal

Durante muchos años hemos venido advirtiendo el problema de que caminamos hacia la informalidad de la economía. A pesar de la discusión dialéctica de si tenemos una presión fiscal baja, cada vez los impuestos son mayores, colocando…

Durante muchos años hemos venido advirtiendo el problema de que caminamos hacia la informalidad de la economía.

A pesar de la discusión dialéctica de si tenemos una presión fiscal baja, cada vez los impuestos son mayores, colocando a la clase media que tributa en condiciones económicas más difíciles, con un sector formal -que cada vez es menor- y sus empleados, cargando con el gran peso de esos tributos.

Se han realizado miles de seminarios para impulsar el desarrollo del sector industrial y apoyar a la microempresa sin ver resultados positivos.

En los últimos diez años el sector industrial ha decrecido un 1% anual, aun cuando sigue siendo el sector que más empleos genera y que más aporta al fisco.

Las cifras del primer trimestre demuestran que a mayor impuesto menor es la recaudación.

A pesar de la reforma fiscal del año pasado y de la amnistía, los ingresos cayeron en un 15.7% comparados con el mismo período del año pasado. Los gastos de capital por su lado también, según cifras del Banco Central, disminuyeron en un 58.3%.

Indudablemente, no es el resultado de un trimestre lo que nos preocupa, ya que era parte de la política del Gobierno de reducir el déficit y lo hicieron por el lado de los gastos de capital, aunque a mí me hubiera gustado que se hubiese hecho por el lado de los gastos corrientes sin necesidad de reducir nómina. Es necesario invertir para generar empleos y efecto multiplicador sobre la economía.

Sin duda, las últimas medidas del Banco Central flexibilizando el crédito, reduciendo las tasas de interés y creando facilidades de largo plazo deben tener un efecto positivo en la creación de nuevas empresas y de empleos.

La gran preocupación del Gobierno y del sector empresarial debe ser la caída casi paralela del comercio y la industria. El primero tuvo una caída de 2.8% y el segundo de 2.9%. Los únicos sectores que reportaron crecimiento fueron la minería, la intermediación financiera, el transporte, administración pública y un ligero aumento del sector de zonas francas.

El decrecimiento del empleo siempre es preocupante, pero lo es más el hecho de que cada vez vamos hacia una tasa de informalidad mayor del empleo.

Lo hemos vivido en la industria, la apertura de mercados sin tener en cuenta debilidades estructurales de la economía como educación, energía, combustibles caros, tamaño de mercado, ausencia de un política industrial, el continuo cambio de reglas, alto costo de la seguridad social, nos han hecho más débiles que muchas de las economías centroamericanas con menor tamaño de mercado que el nuestro y sin duda el efecto de la migración del país vecino cuya mano de obra ilegal trae como resultado una depreciación del salario real disminuyendo la capacidad de compra de todos.

Ahora le toca al comercio que enfrenta la informalidad con la importación de hasta 200 dólares sin pagar impuestos, al igual que el sector industrial paga excesivos impuestos como lo es el 1% a los activos; la importación de ropa usada dentro de la cual viene ropa nueva, precios subvaluados a pesar de la mejoría de los controles aduanales.

Tenemos una inversión en plazas comerciales formidable. Ya algunas se han ido convirtiendo en locales de oficina, otras con gran éxito se han convertido en centro de diversión de la familia, pero pronto podrán desaparecer fruto de la informalidad; de hecho, muchas tiendas solo esperan Navidad para cerrar sus puertas debido a la ausencia de rentabilidad. Muchas ya se han visto en la necesidad de recortar las nóminas, decisión lamentable y triste.

¿Quién se beneficia de esto? ¿El Gobierno, la clase media, el que espera un empleo? Realmente nadie, excepto algunos ilusos que creen que se benefician al vender más barato fruto de no pagar impuestos y otros que al comprar más barato están ganando.

Al fin serán perdedores, porque al Gobierno, al irse reduciendo el empleo en el sector privado, no le quedará más remedio por un problema social que dar más empleos, productivos o no, y para poder hacerlo tendrá que poner más impuestos porque nunca alcanzará la presión fiscal.

Y serán los mismos ilusos los que al final, igual que todos terminemos perdiendo.

Pensemos bien en la solución que no es la de más impuestos, está en abaratar los precios en una economía formal. Hace varios años Andy Dauhajre propuso un impuesto de 10% para todos los bienes y servicios.

Es una lástima que no le hubiésemos hecho caso, la evasión hubiese sido prácticamente nula, las importaciones por Internet tendrían las mismas condiciones, la de ropa usada por igual. Pagaríamos impuestos a los beneficios lo mismo que el ITBIS, no habría vasos comunicantes.

Podemos cambiar el curso, pensemos en el futuro que nos estamos labrando como país, nuestro producto interno bruto ha venido creciendo por encima de muchas otras economías; sin embargo, no hemos podido superar el flagelo de la pobreza. Aun no es tarde, trabajemos todos de la mano, sin pensar en diferencias partidarias, sin pensar a qué sector empresarial pertenecemos.

Actuemos como un solo cuerpo, sumemos a los consumidores a la solución, a los sindicatos también y demostremos que juntos sí podemos. l

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas