Cuando hacemos algo a favor de otros debemos hacerlo siempre por beneficiar al prójimo y nunca esperando gratitud; pero esta es una virtud cada día más escasa en los seres humanos. Los intereses, la lucha de poder el deseo de tener dinero sin importar el método y hacen que la virtud del agradecimiento sea más escasa cada vez. Incluso, diría que el chantaje está más presente en nuestras sociedades que el agradecimiento. Por eso es necesario cambiar el rumbo hacia lo que debe ser: “lo que haga tu mano derecha que no lo sepa la izquierda” o aquello que reza: “has el bien y no mires con quien”.
Todo esto viene a colación con el reciente hecho de la prohibición de poder exportar hacia Haití nuestra producción de pollos y huevos. No es la primera vez que productos dominicanos se ven imposibilitados de ser exportados hacia el vecino país. No hace mucho prohibieron la importación de embutidos, luego de una declaración poco cuidadosa de parte de una funcionaria nuestra.
Parecería que Haití es un país con normas sanitarias mayores que las nuestras. Todo el que haya tenido la oportunidad de visitarlos sabe perfectamente las condiciones infrahumanas en que se vive en esa nación. Las condiciones laborales simplemente no existen; sin embargo, muchas veces nuestro país es víctima de ataques por supuestos malos tratos a ciudadanos haitianos que de forma ilegal cruzan la frontera buscando mejores condiciones de vida que las que tienen en el país más pobre de América y muy cerca de serlo mundialmente.
Haití es una nación que aun cuando fue la primera en obtener su independencia, nunca ha logrado organizarse como Estado. De hecho, para muchos constituye un Estado fallido.
A pesar de que hemos recibido más de un millón de haitianos en nuestro país que de forma ilegal han cruzado nuestra frontera y se ganan la vida en la agricultura, la construcción, el turismo, no son pocas las críticas de que somos víctimas como nación por supuestos malos tratos y por no legalizar a aquellos ciudadanos que residen en nuestro país sin documentos y sin cumplir las leyes migratorias de la República Dominicana.
Francia encabeza las críticas; sin embargo, es precisamente este país quien debía estar buscando soluciones a la pobreza haitiana, depredó sus riquezas, maltrató de forma inhumana a los esclavos, al punto de que pocos lograron sobrepasar más de siete años de vida útil.
A pesar de que a diferencia de muchos de los países de América Latina que se independizaron de España, nosotros lo hicimos de Haití, incluso fuimos invadidos en el 1801, en el 1805 y luego en el 1822, nos vimos en la obligación de pagar impopulares impuestos que a favor de las reparaciones de Francia, estableció Boyer. Así que más que un sentimiento antihaitiano por la raza, el color, las costumbres, ese sentimiento viene dado por los abusos que debimos soportar por años de la antigua colonia francesa.
Hemos tratado de restablecer vínculos, los negocios entre ambos países son importantes, pero ha sido una relación difícil. Aun no olvidamos que el expresidente Fernández debió salir rápidamente de Haití porque fue víctima de un atentado junto con los que le acompañaban. A pesar de esa gran ofensa, fue el primer gobernante en acudir luego de la tragedia del terremoto del 12 de enero del 2010 y dar instrucciones a sus funcionarios a que prestaran ayuda a las víctimas y a restablecer servicios básicos. Incluso, construyó para beneficio de la educación haitiana una importante universidad.
Ahora, un día después que el presidente Medina se reúne en la frontera con su homólogo para celebrar el Día de la Reforestación y hacer planes conjuntos para reforestar esa nación, el pago es una prohibición a la importación a aves y huevos que supuestamente están contagiados de la fiebre aviar. ¿Por qué no se discutió eso en ese momento? ¿Era necesario dar una puñalada trapera al país y mucho más a nuestro Presidente? Pero para complicar más las cosas, un diario haitiano fue capaz de faltarle el respecto al presidente Medina con una caricatura que en ningún momento merece y que ofende a todos los dominicanos al ofender a nuestro mandatario.
Ha llegado el momento de establecer una política migratoria más estricta, incluso hasta más humana, porque de la misma forma que nuestros pollos y huevos pueden afectar a los haitianos residentes en la otra parte de la isla, igual puede pasarle si los consumen aquí y debemos evitar que se infecten y ordenadamente retornarlos a su país.
Todas las naciones tienen políticas migratorias bien establecidas, Estados Unidos planeó una muralla para evitar el cruce ilegal de mexicanos. No creo que tengamos que llegar a esos extremos, simplemente apliquemos la ley y seguro que seremos reconocidos por Francia, un país donde las leyes se respetan y posiblemente este episodio los haga recordar que años atrás aniquilaron una población y que tienen una deuda con ellos y con la humanidad.
Nosotros, apoyemos al presidente Medina, aclaremos las relaciones bilaterales, busquemos mercados para nuestros productos para no depender tanto de las veleidades de políticos o negociantes haitianos que inventan lo que no existe, porque hasta la Organización Panamericana de la Salud ha certificado que no existe tal fiebre aviar, que solo puede estar en la imaginación de alguien que quiere afectar a nuestros productores y dañar nuestra imagen como nación.
Somos una isla ocupada por dos naciones, la solución de Haití no está en nuestras manos, debe venir ante todo de aquellos que por años se beneficiaron de sus riquezas y que hoy le dan la espalda y pretenden que sean otros los que resuelvan sus males de siempre. Como vecinos estamos atados indisolublemente, entendiendo nuestras propias limitaciones y aunque muchos quisieran partir la isla en dos, no existe tal solución, así que solo nos queda el camino de desarrollar relaciones armónicas, recordando a Benito Juárez: “El respeto al derecho ajeno es la paz”.