Un gran impulso a nuestra política exterior

Recientemente el Poder Ejecutivo promulgó la nueva Ley Orgánica del Ministerio de Relaciones Exteriores (Mirex), una legislación que pretende actualizar las normativas que rigen la política exterior de nuestro país. La promulgación de esta ley&#8230

Recientemente el Poder Ejecutivo promulgó la nueva Ley Orgánica del Ministerio de Relaciones Exteriores (Mirex), una legislación que pretende actualizar las normativas que rigen la política exterior de nuestro país. La promulgación de esta ley representa un espaldarazo importante del presidente Danilo Medina al compromiso de Estado de “consolidar nuestra política exterior como herramienta clave para el desarrollo integral de República Dominicana”. Esta ley llega en un momento importante para la vida republicana, porque afrontamos desafíos que nos obligan a una renovación en nuestra forma de mirar y asimilar los procesos mundiales y nacionales. Estamos sujetos a los cambios, a evolucionar; a tomar nuevos impulsos. Y eso es lo que ha ido haciendo el Presidente de cara al Mirex, en el mejor ánimo de convertirlo en fuerte soporte para proyectarnos como un Estado moderno, abierto y con capacidad de interrelacionarse con todas las naciones del mundo con vocación democrática. Es esto lo que pretende esta legislación, adecuar las funciones del Mirex a las exigencias y retos que nos impone esta nueva época, donde el concepto de aldea global cobra más que nunca una significación especial. Una era que se expresa en la necesidad suprema de vincular políticas con características comunes entre naciones, observando las normas en las que debe sostenerse una humanidad que quiere convivir en paz y de manera civilizada, basadas en una diversidad temática de la cual República Dominicana no es ajena.

Este esfuerzo confirma que nuestro país está dispuesto a fortalecer su política exterior, y a ser parte de este nuevo mundo de cambios trascendentales y permanentes. Un mundo cimentado en las relaciones de estados que negocian y pactan en torno a cuestiones que de algún modo contribuyan al bienestar común de sus ciudadanos. Recuerdo con alegría las exigentes cátedras del doctor Rubén Suro, mientras cursaba en la universidad la carrera de Diplomacia. Fue su manera particular de transmitir sus conocimientos (porque le imprimía un sello especial) lo que nos llevó a darnos cuenta de la importancia de las relaciones internacionales entre los pueblos. También nos inculcó el amor por esta carrera, que ofrece la oportunidad de fomentar vínculos de amistad y desarrollar relaciones económicas, culturales, educativas y científicas entre estados. La nueva ley destaca así la importancia de fortalecer el establecimiento de la carrera diplomática. Tomando en cuenta la necesidad de incorporar un personal formado para desempeñar tan delicada labor, acorde con los tiempos en los que asuntos complejos y diversos son parte de lo que afrontan los estados. Una tarea para la que se imponen cualidades como la integridad moral, prudencia, cordura, inteligencia, lealtad, concordia, tacto y hasta encanto personal, entre otras no menos importantes. Se trata, pues, de un paso de avance en el relanzamiento de nuestras relaciones internacionales. ¡Enhorabuena!

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