Mi encuentro con un estudiante

Hace unos días, cuando caminaba por uno de los pasillos de la Pontificia Universidad Católica Madre Maestra, me detuvo un estudiante que quería saber qué hacer para tener una empresa exitosa.Lo primero que me dijo fue que debía entrar…

Hace unos días, cuando caminaba por uno de los pasillos de la Pontificia Universidad Católica Madre Maestra, me detuvo un estudiante que quería saber qué hacer para tener una empresa exitosa.

Lo primero que me dijo fue que debía entrar a clases y que sabía que yo era muy ocupado, le contesté que el tiempo lo tenía para dedicárselo a él, que a quien se le pudiera dificultar era a él debido al horario de clases que debe cumplir.

Le indiqué, para comenzar, que para ser exitoso debía ser el primero en llegar a clases y a todo lo que se proponga porque, de lo contrario, la competencia llegará antes.

Seguí diciéndole que para tener una empresa exitosa hay que soñar primero y luego ser perseverante. Soñar porque el que no se traza metas, no importa lo ambiciosas que sean, nunca verá realizado ese sueño.

Luego sigue identificar lo que se quiere hacer, cuál será el nicho de mercado que se quiere penetrar. Analizar la competencia y el potencial del mercado.

¿Será una empresa personal o habrá  socios? Los socios hay que elegirlos bien; cuando se empieza y se es pequeño todos dicen que sí a lo que sea, luego que la empresa empieza a crecer y a dar beneficios empiezan los problemas, si no has hecho la elección adecuada. Una sociedad comercial es como un matrimonio, vendrán tiempos buenos y malos, cada socio tendrá que tener la capacidad para navegar de acuerdo a la marea y llegar a puerto seguro.

Como empresa pequeña habrá pocos empleados al inicio, pero se debe siempre recordar que ellos son tus mejores aliados, deben sentirse parte importante del proyecto, serán siempre el mejor activo si se hacen parte de las decisiones, si están informados de los planes de la empresa y disfrutan de los tiempos buenos; así sabrán dar apoyo durante los tiempos malos. Cuando lleguen los tiempos difíciles, que llegarán sin duda, la última decisión debe ser la de recortar personal. Lo primero es reducir todos los gastos posibles, ser uno mismo el primer ejemplo siendo frugal, no cambiando de vehículo por uno de último modelo y dando viajes y gastos innecesarios.

Nunca mentir a los empleados, ni negarles sus derechos. En el camino se encontrarán con personas sin talento, empleados “8-0-5” (entran a las 8:00 de la mañana, no hacen nada durante el día y salen a las 5:00 de la tarde), que tendrán que quedarse en el camino.

Los inicios son fuertes, la falta de capital obligará a recurrir a la banca, hay que procurar, siempre tener un récord impecable de pago, será la mejor carta de triunfo, por igual con los suplidores. Invertir el dinero de la empresa sabiamente, recordar que se debe vivir para la empresa, ya llegará el momento de cosechar si se es paciente y consistente.

Luego viene la relación con el Gobierno, nunca dejar de pagar los impuestos, si la empresa tiene que ser exitosa en base a la evasión, no empezarla nunca. Habrá que ser paciente con los permisos, no solo cuestan mucho, sino que muchos funcionarios los retrasan porque se sienten poderosos.

Recordar el medio ambiente y el medio que rodea la empresa. No podemos seguir contaminando, por lo cual debemos ser responsables con nuestro entorno y responsables con las comunidades cercanas a nuestras empresas porque no podemos olvidar que somos un país pobre y que como empresarios nuestro deber no es solo generar empleos y pagar impuestos, sino apoyar a aquellos menos afortunados, pero siempre empezando por los propios empleados, asegurarse no solo que tengan un salario justo, que gocen de un seguro médico apropiado, sino de que envíen a sus hijos a la escuela y que vivan bajo un techo adecuado.

Finalmente, quiero traer a colación algo que leí de Shakespeare cuando estaba en el colegio y espero sea apropiado para la realización de tus metas: “Siempre me siento feliz, ¿sabes por qué? Porque no espero nada de nadie; esperar siempre duele. Los problemas siempre son eternos, siempre tienen solución, lo único que no se resuelve es la muerte. No permitas que nadie te insulte, te humille o te baje la autoestima. Los gritos son el arma de los cobardes, de los que no tiene la razón. Siempre encontrarás gente que te quiere culpar de sus fracasos, y cada quien tiene lo que merece.

Hay que ser fuertes y levantarse de los tropiezos que nos pone la vida, para avisarnos que después de un túnel oscuro y lleno de soledad, vienen cosas muy buenas”.

No hay mal que por bien no venga y nunca creas que la repetición de una mentira la convierte en verdad. Ten siempre a Dios por delante y serás un triunfador.

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