La gastronomía se ha convertido en uno de los lujos más interesantes y exquisitos del hombre moderno, pero históricamente la mesa ha sido el escenario para las mejores reuniones, sean sobre paz o guerra, sobre decisiones o fiesta, o sobre amor y otras delicias… De tapa a tapa la Biblia nos habla sobre el comer, en Génesis se refiere al fruto del árbol de la vida y en Apocalipsis a la Cena de las Bodas del Cordero; Jesús cenaba con sus discípulos mientras los instruía, Esther preparó banquete al rey Asuero para persuadirlo, Gedeón guisó un cabrito al Ángel de Jehová, Satanás convenció a Eva de comer el fruto prohibido. Alguien dijo que somos lo que comemos, Jesús dijo: Yo soy el pan vivo que descendió del Cielo. ¡Buen provecho!

Los días de semana masivamente la gente almuerza fuera del hogar. La práctica de ir a comer a casa se vuelve una estampa rara, al fragor de los extendidos horarios laborales, las obligaciones estudiantiles o de negocios de la mayoría de la gente, sobre todo en Santo Domingo y mayores centros urbanos.

Algunas comunidades “tranquilas” aun la conservan, pero en general la necesidad de comer “en la calle” se impone. “Fast foods”, comedores, servicios de comida empresarial, restaurantes, sustituyen el momento de la parada hogareña al mediodía.

Sin distinción de ambiente, al almorzar esta semana procuremos parar “corre corres”. Corresponde relajarnos, disfrutar nuestras comidas en tranquilidad, las conversaciones ser amenas. Dejemos de lado presiones. Al almorzar, sólo paz y jovialidad. l