Las proyecciones de expansión para este 2024 y el 2025 citan a nuestro país como uno de los motores de la región

Las proyecciones de crecimiento para República Dominicana y la región de Centroamérica, Panamá y nuestro país (CAPRD) muestran una expectativa de expansión moderada pero positiva entre el actual año 2024 y el 2025.

Según el informe de Perspectivas de la Economía Mundial del Fondo Monetario Internacional (FMI) y las proyecciones del equipo técnico de la organización, el bloque de países CAPRD, que incluye a Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá y República Dominicana, estima un crecimiento del PIB real del 3.8% tanto para 2024 como para 2025.

Visto de forma particular, República Dominicana se destaca con proyecciones de crecimiento de 5.1% para 2024 y 5.0% en 2025, lo que reafirma su posición como uno de los motores económicos de la región. Costa Rica sigue de cerca, proyecta un 4.0% en 2024 y un leve descenso a 3.5% en 2025.

El Salvador presenta una tasa de crecimiento más moderada, con un 3.0% tanto para 2024 como para 2025. Guatemala, por su parte, tiene una proyección de crecimiento de 3.5% en 2024 y un leve aumento a 3.6% en 2025. Honduras presenta proyecciones de 3.6% en 2024 y una ligera disminución a 3.5% en 2025. Nicaragua, aunque con un crecimiento positivo, prevé un 4.0% en 2024 y un descenso moderado a 3.8% en 2025. Panamá, con un crecimiento algo más moderado, se proyecta que crecerá un 2.5% en 2024 y 3.0% en 2025.

Este panorama económico, con una tasa de crecimiento promedio en la región de 3.8% en los dos años proyectados, refleja las perspectivas de recuperación tras los impactos de diversas crisis globales. Sin embargo, como detalla el FMI, estos números también evidencian los retos persistentes a nivel estructural.

El informe titulado Perspectivas económicas regionales (REO) del FMI señala que, a pesar de la resiliencia de la mayoría de los países frente a los choques recientes, las perspectivas de crecimiento a mediano plazo siguen siendo débiles. En términos generales, la región de América Central y el Caribe, incluida la República Dominicana, enfrenta desafíos derivados de la baja inversión, el crecimiento moderado de la productividad y los cambios demográficos que afectan su potencial de crecimiento.

El FMI proyecta que, aunque la región ha logrado cerrar parcialmente las brechas del producto y la inflación, las políticas fiscales deben consolidarse para permitir mayor flexibilidad en la inversión pública y el gasto social. Además, la necesidad de una recalibración de políticas económicas es esencial, especialmente en el contexto de una política monetaria aún contractiva en muchos países. “Uno de los puntos clave –dice el organismo internacional– es la necesidad de avanzar en la consolidación fiscal, lo que fortalecería los márgenes de maniobra para futuros desarrollos económicos. Esta consolidación debe llevarse a cabo sin comprometer la inversión pública prioritaria ni el gasto social. El informe también subraya la importancia de reformar las políticas monetarias para permitir una relajación gradual, sin generar nuevas presiones sobre los precios. A pesar de la moderación proyectada en el crecimiento, el informe resalta la necesidad urgente de reformas estructurales en la región. Mejorar la gobernanza, fortalecer el Estado de derecho y aumentar la eficacia del gobierno son cruciales para sostener el crecimiento económico a largo plazo. Además, se enfatiza la importancia de fortalecer la lucha contra la delincuencia y mejorar el clima de negocios para fomentar la acumulación de capital y promover una mayor competencia”.

El informe del FMI resalta las diferencias de convergencia del PIB per cápita entre los países de la región. Costa Rica, Panamá y la República Dominicana han experimentado una rápida convergencia, similar a la observada en economías de Asia oriental y Europa central. En cambio, los países del Triángulo Norte (El Salvador, Guatemala y Honduras) y Nicaragua han mostrado una convergencia mucho más moderada.

Estas diferencias en la convergencia no se deben tanto a patrones de creación de empleo, sino a la distinta trayectoria del crecimiento de la productividad de la mano de obra, según se desprende del informe citado. En los países de Costa Rica, Panamá y República Dominicana, la productividad laboral ha aumentado significativamente en relación con la de Estados Unidos. En contraste, en los países del Triángulo Norte y Nicaragua, la productividad laboral ha mostrado una tendencia descendente.

Lo que se espera

De cara a 2025, las proyecciones del FMI para América Central son variadas, pero en general apuntan a una moderación del crecimiento. Costa Rica sigue destacando con un 3.5%, seguido de Guatemala con 3.6%. Honduras y Nicaragua se proyectan con un crecimiento de 3.5% y 3.8%, respectivamente. Panamá y El Salvador, por otro lado, muestran proyecciones de 3.0% para 2025, lo que refleja una desaceleración moderada en relación con las tasas de crecimiento de 2024.

República Dominicana, sin embargo, mantiene una de las tasas de crecimiento más altas de la región, con 5.0% para 2025, un indicativo de la fortaleza de su economía y su capacidad para generar crecimiento en medio de las adversidades globales. El FMI hace hincapié en que uno de los principales retos a mediano plazo es el cambio demográfico. Aunque la región ha experimentado un “dividendo demográfico” en las últimas décadas, con un aumento significativo de la población en edad de trabajar, esta tendencia está comenzando a desacelerarse. Como resultado, se prevé que la expansión de la fuerza laboral se modere y que el aumento de la participación laboral solo compense de forma parcial esta desaceleración.

Acumulación de capital y los niveles de inversión

De acuerdo con la revisión de lo externado por el Fondo Monetario Internacional, la acumulación de capital se mantiene como un desafío clave. La región sigue enfrentando niveles históricamente bajos de inversión, lo que limita el crecimiento a largo plazo. Este fenómeno, a su vez, está relacionado con una inversión pública insuficiente y con la concentración de la inversión en sectores de baja productividad.

Para contrarrestar estos desafíos, el FMI recomienda continuar con la realización de las reformas estructurales y fortalecer la capacidad de los gobiernos para implementar políticas que favorezcan un entorno de negocios competitivo, mayor inversión en infraestructura y un enfoque más eficaz en la inversión pública.

Comparación
Cuando se revisa el comportamiento de la región en términos económicos, la nación dominicana es un buen referente.

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