La sensatez indica que Nicolás Maduro debe llamar a un diálogo nacional, y decirle al mundo la gran verdad de que hace mucho que el poder político no está en sus manos para abrir las puertas a una solución. La suerte de Maduro es tener a Lula que mantiene buenas relaciones con Joe Biden, Xi Jinping y Putin y está negociando una salida. Pero no, la que espera Maduro de quedarse en poder, porque el órgano electoral ya perdió su credibilidad. Lula está buscando garantías para salvar su vida y su futuro inmediato fuera de prisión ya que EEUU lo quiere preso y a cambio tendrá que ceder el poder y garantizar el retorno de la inversión China y de Rusia. Para Joe Biden sería un triunfo diplomático.

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