Hay que prestar atención al Congreso Nacional que está rezagado en su función principal de crear y actualizar las leyes que rigen nuestra constitución. La pasada gestión presentó su informe de memorias muy rebómbate, pero sin que se pongan guapitos hay que recordarles que el Tribunal Constitucional y Finjus no creen que hayan sido eficientes en su labor. Hay más de 100 leyes pendientes de adecuar del 2010 y un paquete de leyes que deben ser aprobadas y actualizadas para garantizar control y regulación en el Estado. A esto se suma el problema ético y moral ya que hay legisladores que nunca debieron serlo por los negocios que tienen en juegos de azar y las exoneraciones.