En las próximas semanas pondré en circulación un libro titulado “Presidentes dominicanos en la historia (1844-1966)”, que es el resultado de una amplia investigación que realizamos para llevar al cine el documental que lleva ese mismo nombre y que fue estrenado en diciembre del año 2022.
En ese documental que ahora se convierte en libro, desarollamos una serie de situaciones históricas muy relevantes, algunas inauditas, en torno a los 47 mandatarios que tuvimos en la época analizada. Uno de los acontecimientos que llama poderosamente la atención, es que en nuestra historia republicana hemos tenido cuatro presidentes dominicanos con ascendencia haitiana.
Para muchos eso parecería increíble, pues desde hace mucho tiempo entre dominicanos y haitianos existe una especie de animadversión mutua, la cual encontró su punto de partida cuando el gobierno haitiano de Jean Pierre Boyer invadió la parte este de la isla y los haitianos nos sojuzgaron por 22 años, hasta que el genio de Duarte y los trinitarios produjo la independencia dominicana, el 27 de febrero de 1844. Esa animadversión encontró un punto álgido cuando el dictador Rafael Leónidas Trujillo cometió el genocidio en contra de miles de haitianos, para enfrentar la supuesta invasión de nuestras fronteras, en octubre de 1973.
Fruto de esos dos lamentables hechos históricos y de otras situaciones, en la nación dominicana se ha mantenido una mirada distante, y hasta llena de temores y odios, en contra del pueblo haitiano. También de aquel lado hacia nuestra nación se han desarrollado odios, temores y sinsabores. En el caso de la República Dominicana esos hechos históricos mencionados, unidos a otras situaciones que se han producido con la migración de ilegales y la explotación de mano de obra haitiana en ingenios azucareros, ha provocado una especie de sentimiento antihaitiano en gran parte de la sociedad dominicana.
Sin embargo, lo que muchos no saben es que la República Dominicana ha tenido cuatro presidentes de ascendencia haitiana. El primero fue Gregorio Luperón, uno de los principales próceres de la Restauración. Luperón era hijo de Pedro Castellanos, un hombre blanco de clase media que nunca le reconoció legalmente y a quien nunca conoció, y de Nicolasa Duperón, una humilde mujer descendiente de franceses y haitianos establecidos en Santiago de los Caballeros, desde los inicios del siglo XVIII. Como su padre nunca le reconoció ni le dio su apellido, Gregorio Luperón decidió hacerle una variación al apellido de su madre haitiana y asumirlo como apellido principal.
El segundo fue el dictador Ulises Heureaux Lebert (Lilís). Al igual que Luperón, Lilís nació en Puerto Plata, como hijo natural de Josefa Lebert, oriunda de las Islas Vírgenes y José Alejandro D’Assás Heureaux Fortune, un haitiano, hijo de una esclava negra y de un plantador blanco francés.
Por esas ironías de la historia, el tercer presidente dominicano de ascendencia haitiana fue el dictador Trujillo Molina, ejecutor de la matanza haitiana de octubre de 1937, uno de los mayores genocidios cometidos en nuestro continente. La abuela materna de Trujillo, Altagracia Julia Molina Chevalier, era hija de Pedro Molina Peña, dominicano, y de Luisa Erciná Chevalier, cuyos padres, Justin Alexis Víctor Turenne Carrié Blaise y Eleonore Juliette ‘Diyetta’ Chevallier Moreau, eran de origen haitiano. Esto significa que la sangre haitiana que circulaba por las venas de Trujillo provenían de su abuela y bisabuela maternas.
El cuarto presidente dominicano por cuyas venas corría sangre haitiana es el doctor Joaquín Balaguer Ricardo. Balaguer era hijo de Joaquín Balaguer Lespier, ciudadano puertorriqueño de padre español y madre de origen francés, y de la señora Carmen Celia Ricardo Heureaux, la cual era hija de Manuel de Jesús Ricardo y de Rosa Amelia Heureaux, quien era prima del presidente Ulises Heureaux, Lilís. Esto significa que la madre y la abuela materna de Balaguer tenían sangre haitiana.
A propósito de esta situación, en el reporte de una investigación realizada por el Instituto Dominicano de Genealogía, publicada el 16 de septiembre del 2006, se afirma lo siguiente: “En las biografías del Dr. Joaquín Balaguer, sus progenitores son nombrados como Joaquín Balaguer Lespier y Carmen Celia Ricardo. ¿Por qué la mención de los dos apellidos de su padre y no así los de la madre? La razón es obvia: evitar su asociación y vinculación con el dictador Ulises Hilarión Heureaux Lebert (Lilís), de quien su madre era prima hermana…”.