La primera vez que escuché la idea de formar una comisión con empresarios y dolientes del deporte, para junto a su federación aportar al proyecto nacional de selecciones de fútbol, comencé a soñar.
Esa fue una idea que surgió en junio del 2021, durante la participación de la selección absoluta en eliminatorias mundialistas en Panamá, donde perdimos 3-0, con el dolor adicional de vivir la experiencia en el lugar de los hechos.
La sugerencia del ingeniero Manuel Estrella al presidente de la federación para hacer esa comisión, me gustó mucho, y me hizo recordar la expresión, “si quieres lograr resultados diferentes, debes hacer cosas diferentes”.
¡Está claro!
Al momento de aquella derrota se reflexionó en que el país estaba estancado en sus aspiraciones y que se necesitaba mejorar los esfuerzos para cambiar esa realidad.
En enero de este año el sueño rebasó la fantasía. Una comisión formada por empresarios, asesores y el presidente de la Federación Dominicana de Fútbol fue presentada a la prensa nacional, a la vez que se introdujo a Marcelo Nevelef como el nuevo director técnico.
Precisamente ese DT fue la primera gran decisión que tomó la comisión recién presentada, pero que ya tenía semanas trabajando el tema.
Hoy vamos conociendo una realidad que nos regresa a un pasado difícil de recordar. Un tiempo donde solo una persona tomaba las decisiones importantes, porque conocemos las renuncias de Ramón Hipólito Mejía y el Ingeniero Manuel Estrella de esa comisión.
En el caso del primero, los argumentos principales tienen que ver con la toma de decisiones unilaterales por parte del presidente de la federación en el proyecto de selecciones, y la falta de reuniones en la comisión para estudiar y resolver las necesidades.
En el caso del segundo, las motivaciones van en la misma dirección, pero la causa principal es la frustración y vergüenza que siente al ver que un activo de tanto valor como Ramón Hipólito renuncie, después que estuvo en la comisión invitado y convencido por el propio ingeniero Estrella.
Esta situación solo nos permite decir que estamos aterrizando a una realidad incomprensible, completamente tristes y decepcionados.