Gerald Fritz, integrante del equipo Atlético Vega Real desde el nacimiento de la Liga Dominicana de Fútbol (LDF) en el año 2015, hasta la tercera jornada de la liguilla que se desarrolla actualmente, dio un repentino adiós a su equipo y al fútbol local, por causas ajenas a su voluntad.
Su posición natural es mediocampo, pero su desempeño siempre se sintió en el campo completo.
Por su esfuerzo, liderazgo y respeto al juego, la popularidad lo hizo evolucionar de ser un refuerzo importado desde Haití, un jugador con rol regular, a la posición de capitán del equipo, desde la temporada recortada en tiempos de pandemia, hasta su partida.
La fanaticada local lo recibió y acogió como un ciudadano más, y lo convirtió en portador de la serie 47, en una cédula de identidad y cariño que se ganó con los años. Eso se contagió a todos los seguidores de la LDF.
Paralelo a su juego en el terreno, su familia de sangre desarrolló un proceso migratorio desde Estados Unidos para hacerle los papeles y llevárselo a vivir con ellos en Maryland.
Para Fritz eso tomaría mucho tiempo, tanto que se autoproyectaba como un “vegano” por varias temporadas más. Pero no fue así. Sus papeles salieron en tres años, más rápido de lo esperado y cuando recibió la alerta de viajar inmediatamente, respondió que se iría al finalizar la temporada.
Los propios ejecutivos del club, lejos de querer sacar una ventaja a la situación contractual y sentimental, son los que le piden que haga el viaje de una vez, aunque no pueda terminar la temporada, con el argumento de que esa es una oportunidad única en la vida.
Esto quedará evidenciado en el homenaje que se le está preparando para este sábado cuando jueguen como locales ante Atlántico FC, aunque Gerald no podrá estar presente.
Las cosas se han complicado un poco más, porque el proceso le impedirá salir de Estados Unidos al menos por un año.
En Atlético Vega Real saben que pierden un activo valioso y eso tendrá consecuencias en sus aspiraciones, pero actúan de manera correcta.
¡Gracias por el ejemplo!