En lo que va de este siglo, dos de las figuras políticas de mayor incidencia en el país son los expresidentes Leonel Fernández e Hipólito Mejía. También es de las relaciones políticas más hostiles, al menos en público. Todo aparenta que los términos del ánimo en que se desarrolla ese vínculo lo traza Mejía.
Hasta el pasado martes, cuando se produjo el deceso de doña Rosa Gómez de Mejía, se conocían muy pocas referencias públicas de Leonel sobre Hipólito a pesar de que Mejía se refiere a él constantemente, siempre para denostarlo.
A raíz del fallecimiento de doña Yolanda Reina, madre de Leonel en agosto del pasado año, Mejía ofreció condolencias públicas a través de un mensaje en la red social Twitter y una carta dirigida a Fernández. El pasado lunes, al poco tiempo de conocerse la triste noticia de la muerte de doña Rosa, Leonel publicó un mensaje de condolencias a la familia Mejía Gómez y al día siguiente dirigió una carta al expresidente. Hasta ahí, ambos estaban a mano, actuaron en los mismos términos ante un mismo hecho.
La visita
En horas de la tarde del miércoles se dio a conocer la información de que Leonel iría a la casa de Hipólito en La Julia, a darle personalmente las condolencias.
El hecho no dejó de sorprender por razones conocidas. Hubo abrazo solidario, intercambio de impresiones y una aclaración de Mejía sobre los ataques.
“Agradezco la visita y sus compañeros de partido, algunos amigos míos también, otros que yo los criticaba, pero que los quiero también porque hay que tener sus pendejos para uno atacarlo”. Lo dijo al ladito de Leonel, que mantuvo la serenidad que le caracteriza.
Fue bueno el mensaje de solidaridad, ambos expresidentes se crecen y envían un mensaje positivo para la criticada clase política. En el caso de Fernández, demuestra una vez más que siempre apuesta a la paz y la reconciliación en lo personal y lo político.