Carolina Mejía, alcaldesa del Distrito Nacional y secretaria general del PRM, tiene unos números favorables para repetir en la alcaldía que nadie cuestiona. Es un hecho que reconocen no solo en el PRM, también fuera de la organización.
Como su padre, el expresidente Hipólito Mejía desde hace un tiempo había advertido que su hija no repetiría en el cargo. Muchos dirigentes del PRM dieron por hecho que la dama no seguiría en el cargo y lanzaron sus aspiraciones. Sin embargo, en los últimos tiempos, esos aspirantes se han recogido y el que persiste en aspirar es Neney Cabrera.
Da la impresión de que están enterados de un cambio de planes por parte de la alcaldesa de que va por un segundo periodo. De hecho, el expresidente Mejía no ha vuelto a decir que su hija no va, y ella tampoco.
Si Carolina y su equipo tomaron esa decisión, ha de pensarse que es un riesgo calculado, no para el presente sino para el futuro político de Carolina.
Repetir en la alcaldía significa que será sometida a una campaña en contra que hasta ahora no ha tenido, y eso tendrá un efecto sobre la favorabilidad de la que ha gozado; habría que ver hasta donde la afecta.
Más allá de que gane o no la alcaldía, para su futuro político de un posible proyecto presidencial para el 2028, repetir en el cargo será desgastante, pues es la constante de los segundos periodos. Los proyectos se desgastan y los gobiernos empiezan a cosechar mayor rechazo de la población.
Para Mejía también sería difícil negarse a asumir la candidatura a la alcaldía ante su partido, pues si la rechaza y el PRM pierde la plaza, quedará cuestionado su compromiso con la organización. Podría interpretarse que interpuso sus intereses particulares por encima de los de su partido, lo que sería letal para su futuro político.
Aceptar o rechazar la candidatura a la alcaldía de la capital conlleva un riesgo para los intereses políticos del futuro para Carolina, sin embargo, ambas declaraciones bien manejadas, no tienen por qué afectar la imagen de la alcaldesa, pero ir por la alcaldía la desgastará mucho más. La historia política así lo enseña.