Estamos a unos días de que termine el año 2024 y comience el 2025, y cada vez que ese momento acontece nos ofrece una emocionante oportunidad para empezar de nuevo.
Y durante estos días unos más que otros hacemos balance de lo bueno y malo, un repaso a los acontecimientos del año que acaba, tanto nacionales como privados. Algunos mantienen esta revisión en secreto aunque en la era de la exposición continua es habitual publicarlos en redes.
Y es ahí la costumbre, para la mayoría de las personas, de que al final se haga un balance de lo que nos ha ocurrido dentro de los últimos doce meses, y reflexionar profundamente sobre los logros.
Y esos mismos balances de fin de año son los que nos permiten comenzar algo nuevo. Con base en aquellos aprendizajes que queremos, a lo que no pudimos lograr en este año que termina. No importa qué objetivos te hayas propuesto para el año 2025.
Es un momento para celebrar a su manera, el que pueda hacerlo por todas las experiencias buenas y malas que haya tenido y por todos los sueños que tiene previstos para el siguiente.
Independientemente de lo triste y pensativo que se puede estar. Pero el momento que más me ha marcado en mi vida en este año 2024, que tuve que viajar con mi esposa Miriam desde New Jersey, pues la noticia me tomó de sorpresa estando en el exterior, ha sido la pérdida de mi hermano Gustavo Terrero, algo que todavía sigue siendo muy doloroso para toda nuestra familia.
Pero para saltar de un año a otro es la convención del almanaque. Es pura confianza en que es así, por inercia, por necesidad de renovar la fatiga, por las fiestas, pero nada delata que algo vaya a cambiar.
Diciembre es el mes más festivo de doble sueldo bonos, regalos, la brisita navideña, las remesas que envían y más.
Pero este diciembre del 2024 que casi se agota parece ese domingo en la noche cuando un libro espera de su autor para ser escrito.
Y ha sido un año lleno de alegrías y de tristeza, doce meses en los que pasaron muchas cosas buenas y otras malas pero la vida continúa.
Y para algunos este año fue un año lleno de bendiciones, en el que permanecieron en el empleo, en el que lograron sus objetivos y tuvieron el privilegio de servirle al señor.
Ante cada acontecimiento solo queda decir. Gracias Dios porque en todo tiempo sin importar cuál fue la circunstancia, buena o mala, permaneciste cerca, gracias por las personas que trajiste a nuestras vidas, gracias también porque en la tristeza tu amor sanó nuestro corazón. Gracias a Dios por todo y muchas cosas más.
Para terminar les deseo a todos mis lectores una felices navidades y año nuevo y que la brisita navideña que les trajo el mes de diciembre les recuerde que la tolerancia debe ser el valor que guíe la vida pública en nuestro país en el 2025.