No andaba descaminado el presidente de la Cámara de Cuentas al arremeter contra los que denomina “sicarios de la comunicación”, porque es innegable la existencia de un paredón moral que rememora al infamante Foro Público trujillista, que condenada desde el anonimato y a partir del rumor público, sin respetar la presunción de inocencia ni el derecho de toda persona a ser oída públicamente y con justicia.
Pulula gente al servicio del mejor postor que denigra primero, para que sea otro el que investigue después. Pero en lo que falla Janel Ramírez es en no identificar a ningún presunto “sicario de la comunicación”, con lo que en parte hace lo mismo que los que difunden con descaro cualquier mentira y se prestan, por paga, a absolutizar verdades parciales.