En el Día de los Santos Inocentes, que se conmemora hoy, era costumbre gastarse bromas, en algunos casos pesadas y alarmistas, para finalmente expresar: ¡Inocente mariposa!, tradición llena de gracia que hemos perdido al influjo de celebraciones de otras culturas, verbigracia Thanksgiving, Black Friday, Cyber Monday. Comentario similar hicimos el día San Andrés, fecha cuya existencia la mayoría ignora, pero que hace décadas disfrutaban niños, jóvenes y adultos. Es perentorio que el dominicano no pierda su identidad ni vea desnaturalizado su origen, justificado dizque porque son tiempos de un mundo global. A ningún precio se puede sustituir lo nuestro por lo foráneo. La memoria histórica de un pueblo no es letra muerta, es fuente nutricia que retrata lo pasado y arma poderosa para el presente y el futuro.