No bien se bajó del avión que lo trajo el miércoles desde Washington, Abinader convocó a una reunión para tomar iniciativas por las incesantes lluvias. Ese gesto pasará inadvertido y habrá quien diga que es su obligación, pero detrás hay un estilo de gobernar caracterizado por no recostarse en excusas por desafiante que sea el reto. Ilustra que cuando llegó en agosto de 2020 en el país había una situación difícil (resentimiento de la economía, covid y un entorno internacional complicado), lo que amilanaría a cualquiera, pero el presidente, como ahora con estos aguaceros, dio un paso al frente. Que aprendan los funcionarios que no se dejan sentir y que a esta altura del juego atribuyen su inacción e ineficacia a la situación que heredaron hace casi cuatro años.

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