El cine dominicano ha logrado consolidarse y avanzar de manera muy importante desde que hace 12 años, cuando se aprobó la Ley General de Cine, 108-10. Esa ley, que ha sido el mayor empuje recibido por la llamada industria del cine, fue impulsada, defendida y promulgada por el ex presidente Leonel Fernández quien, sin lugar a dudas, debe ser considerado como el Padre del Cine Dominicano.
Leonel no sólo asumió de forma directa la defensa y la implementación de esa ley, sino que se reunió con los diversos sectores del cine nacional y luego fue a Los Angeles, California, para buscar apoyo y facilidades para el cine dominicano. Y su visión precede a la ley, pues hace 15 años, a través de Funglode, Leonel tuvo la idea de crear el Festival del Cine Global, el cual ha sido un soporte muy importante del cine dominicano. Para dirigir ese festival puso a al frente a Omar de la Cruz, un destacado cineasta y un defensor sin límites de todo lo que representa el cine dominicano.
Desde hace un tiempo he estado defendiendo la tesis que el cine dominicano camina la misma ruta que recorrió el turismo. En sus inicios el turismo fue subestimado y hasta ridiculizado como potencial económico para la nación. Recordemos como en la década de los 80, muchos se burlaron de Angel Miolán, uno de los visionarios del turismo, con aquel estribillo que decía: “los turistas donde están, en la cabeza de Miolán”. Sin embargo, cuatro décadas después, sobretodo por el gran trabajo desarrollado por Frank Raineri, otro de los grandes visionarios del turismo dominicano, ese sector es uno de los principales soportes de la economía nacional.
El cine camina esa misma ruta. En principio, muchos sectores del país no creyeron en el cine dominicano y hasta se burlaron de las primeras producciones que se realizaron. Muchos llegaron a mofarse de los esfuerzos para crear y desarrollar el cine nacional. Y hoy día, casi dos décadas después, el cine apunta a ser uno de los principales renglones para atraer inversión extranjera, generar empleos y consolidar la marca-país. Los hechos así lo confirman. La directora de Dgecine, Mariana Vargas, informó la pasada semana que el cine en nuestro país en el año 2022 movió la suma de 263 millones de dólares, es decir, casi 15 mil millones de pesos. El año pasado se filmaron 65 películas, 34 de ellas extranjeras, para un incremento de un 33% en relación al 2021, y 31 de producción nacional, para un incremento de un 15% con relación al 2021.
De acuerdo a la directora de Dgecine, el año 2023 se vislumbra como un gran año para el cine dominicano. Y esas expectativas tienen mucha solidez si valoramos lo que ha sido el aporte histórico del cine dominicano a nuestra economía en estos 12 años de existencia de la ley de cine y el impulso que le dará el proyecto Punta Bergantín de Vin Diesel. En las palabras que pronuncié el pasado mes de diciembre, en la Gala Premier de nuestra película “El hombre transformado”, realizada bajos los auspicios de la ley de cine, afirmé que en los 12 años de vigencia de esa ley se han generado grandes beneficios a la economía y al Estado dominicano.
Y para hacer esa afirmación me sustentaba en las cifras proporcionadas por la DGECINE, que confirman que hasta finales del año 2021 los ingresos aportados por el cine a la economía dominicana en general, han sido de alrededor de 9 mil millones de pesos. Si a eso le restamos el monto dado como exenciones y créditos fiscales, que es de aproximadamente unos 6 mil 200 millones, queda un saldo positivo para la economía dominicana de 2,800 millones de pesos. Es decir, que la Ley de Cine en sus doce años de existencia, le ha dado un beneficio económico al país de alrededor de 3 mil millones de pesos.
Y más aún: Si a eso le agregamos que ha generado más de 5 mil empleos directos y unos 10 mil indirectos, que ha traído más de 10 mil millones de dólares en inversión extranjera y que ha consolidado la imagen de la marca-país, podemos concluir que la Ley de Cine ha sido de gran beneficio para el Gobierno, para el país y para toda la población.
Esos datos son la muestra más clara de que ciertamente el cine dominicano está recorriendo la ruta del turismo y, como ese sector, camina rumbo a convertirse en uno de los soportes fundamentales de la economía nacional y de la marca-país. Por todo eso, es necesario que defendamos con pasión la industria y la ley de cine, que no permitamos que sea afectada y que, si llegara a modificarse esa ley, sea para ampliar sus beneficios a quienes estamos inmersos en esta industria que tanto favorece al Estado, a la imagen internacional del país y la población dominicana.