Desde que el cine dominicano logra destacarse y mostrar sus músculos de avance y éxitos, aparece una campaña basada en informaciones distorsionadas, que quiere mostrar a la industria del cine y a la Ley de Cine como un gasto innecesario del gobierno. Esas campaña son impulsadas por sectores interesados en denigrar esa industria o por personas con buena intención, pero mal informadas en cuanto a la realidad de lo que implica la Ley de Cine y sus beneficios al país.
Lo cierto es que la Ley de Cine ha sido más que beneficiosa para el Estado y la nación dominicana, tanto en términos de monto de dinero como en beneficios que no se computan. De acuerdo a cifras proporcionadas por la DIGECINE, hasta finales del año 2021 los ingresos aportados por el cine a la economía dominicana en general, han sido de alrededor de 9 mil millones de pesos. Si a eso le restamos el monto dado como exenciones y créditos fiscales, que es de aproximadamente unos 6 mil 200 millones, queda un saldo positivo para la economía dominicana de 2,800 millones de pesos.
Es decir, que la Ley de Cine en sus doce años de existencia, le ha dado un beneficio económico al país de alrededor de 3 mil millones de pesos. Y si a eso le agregamos que ha generado más 5 mil empleos directos y alrededor de 10 mil indirectos, que ha traído más de 10 mil millones de dólares en inversión extranjera y que ha consolidado la imagen de marca-país, podemos afirmar que la Ley de Cine ha sido de gran beneficio para el gobierno, para el país y para toda la población.
El cine dominicano ha crecido y se ha consolidado de forma muy considerable en todos los órdenes. El presidente de la Asociación Dominicana de Cine (ADOCINE), Hans García, dijo esta semana en la 9na edición del Premio La Silla, que “la presencia de películas dominicanas en escenarios y pantallas como los festivales de Rotterdam, Locarno, la Berlinale, Cannes, Sundance, Toronto, entre otros, son evidencia del crecimiento de nuestra industria”. Y esa es una gran verdad.
En varias oportunidades he afirmado que el cine camina la ruta del turismo. Es una industria donde el gobierno está invirtiendo, no gastando. Es una industria donde los beneficios colaterales son tan o más importantes que lo que se ve de ingreso inmediato. Cuando el gobierno da facilidades fiscales al cine dominicano, está invirtiendo sabiamente en una industria que genera empleos, que mueve los servicios, que paga ITBIS, que preparara técnicos y que fortalece la imagen del país como destino turístico en el mundo. Y eso no tiene precio.
Si partimos del criterio que el cine es una industria en desarrollo y que camina una ruta parecida a la del turismo, es un error querer medir el éxito por las cantidad de personas que van al cine a ver las películas dominicanas. La dimensión y el éxito del cine dominicano y las películas que se producen deben verse acorde a la magnitud de la industria que representan y la fortaleza que le dan a la marca país.
Y más aún cuando la Ley de Cine solo permite inversión en cuanto a la producción de las películas, pero no permite ni un centavo en inversión para la promoción y publicidad de las películas dominicanas. Esa es un gran limitante y es, tal vez, uno de los principales obstáculos para que una mayor cantidad de personas vayan a las salas de cine a ver las producciones dominicanas. Ojalá que muy pronto ese aspecto de la ley sea modificado para permitir inversión en los planes de mercadeos y publicidad, tal y como acontece en Hollywood, donde una película tiene un 40% de su presupuesto para la promoción.
Si vemos el cine dominicano en una dimensión amplia y sin prejuicios, lo cierto es que la Ley de Cine 108-10 ha sido ampliamente beneficiosa para el país, para el gobierno y para la población en sentido general. Y los datos hablan por sí solos: En el 2022 el país recibió 125 proyectos que movieron en la economía más de RD$ 15,000 millones, con lo cual brindaron oportunidades de desarrollo a micro y pequeñas empresas al propiciar una mayor cantidad de empleos en las localidades de filmación.
Por todos los beneficios que genera, es necesario que defendamos la Ley de Cine, que no permitamos que sea afectada y, si llegara a modificarse, que sea para ampliar sus beneficios a quienes están inmersos en esta industria que tanto favorece al país, al Estado y a la población dominicana.