Con la llegada a Haití del primer contingente de 400 agentes policiales de una fuerza liderada por Kenia, se abre un compás de grandes expectativas sobre la difícil y riesgosa tarea que tiene por delante: estabilizar el país y una vuelta gradual a la normalidad que permita a la vecina nación superar su grave crisis interna. El primer reto es neutralizar a las bandas criminales fuertemente armadas que han impuesto un terror generalizado. En el plano institucional, contarán para ello con el apoyo del Consejo Presidencial de Transición. Pero puede preverse, por la naturaleza y complejidad del actual escenario haitiano, que en el terreno tendrán que valerse de sus propios medios.

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