La XXIV Feria Internacional del Libro será inaugurada el viernes 22 de abril, a las 7:00 de la noche, en la Explanada de la Fortaleza Ozama. Se espera que, como es tradición, sea inaugurada por el presidente de la República.
Esa noche todo va a estar bien -tiene que estar bien- a los ojos del mandatario y los invitados. Probablemente se haga bajo una gran carpa, como la de Tovar. Porque según Jim Suriel, ‘basaja llovel’ (dicho en dominicano de adentro).
Lo que realmente preocupa no es tanto la lluvia como el programa de la feria, del cual se sabe apenas esa inauguración y la entrega del Premio Nacional del Libro Eduardo León Jimenes, en su 25 edición, el lunes 25 de abril, a las 6:00 de la tarde en el salón 1511 del Monumento Fray Antón de Montesino.
Lo demás que se conoce es a retazos, requiriendo informaciones aquí y allá.
Por ejemplo, la representación de la Unión Europea ha invitado al italiano Giovanni Dozzini ganador del Premio Europeo de Literatura del 2019 para Italia; Jan Carson, ganadora de ese premio para irlanda ese mismo año; Kallia Papadaki, ganadora del premio para Grecia en el 2017; y Desiree Correa, escritora de literatura para niños y jóvenes de Aruba, traductora del castellano al papiamento y ganadora del premio Tapushi di Oro de Curazao.
Pero aún se desconoce el programa oficial de la feria. La lista definitiva y exacta de los escritores participantes, las conferencias, la programación de los lanzamientos de libros. En fin… el mar.
Uno quiere ser empático, ayudar, colaborar, apoyar. ¡Pero cuesta trabajo!
Y realmente faltando 48 horas para la inauguración, seguimos en ascuas. Eso lamentablemente ofrece una imagen de que -se me inflama la glándula del “telodije”- faltó tiempo para organizar bien una feria. Octubre o noviembre hubiese estado perfecto. ¡Ojalá que todo salga bien!