Las piezas de más interés de los coleccionistas son La Virgen de las Mercedes y la Virgen de la Altagracia

Los santos de palo son esculturas elaboradas por manos campesinas con maderas de los bosques dominicanos.

Esta es una tradición que viene de la época de la Colonia y que se extendió en América como consecuencia de la religiosidad popular y conserva un vínculo fundamental con la historia religiosa, social, artística y cultural de los pueblos a través de múltiples piezas religiosas talladas en madera. Sus creadores, son artistas que las trabajan con paciencia hasta lograr una estética de troncos y ramas recolectadas en el entorno. Desde su fundación, hombres y mujeres, en condiciones de extrema pobreza, continúan hablando con elocuencia a través de sus creaciones y espíritu único, afirmó su presidente José Luis Nin, y dijo que anteriormente estas esculturas eran exhibidas en altares domésticos, donde la gente oraba a los santos e invocaba su protección y ayuda. También, indicó que algunos de los principales talladores fueron egresados de la Plaza de la Cultura.

Según explicó, el rescate de esas tradiciones artesanales, creadas con madera, da como resultado una obra de gran valor para los amantes de este arte, en especial los coleccionistas.

La vocación de crear imágenes de santos, ángeles y vírgenes a partir de la madera hace que, por extensión, la gente los llame santeros. Su gran virtud ha sido recolocar en el gusto de la gente, una vieja tradición.

Al referirse a la técnica que utilizan para tallar las piezas, explicó que estas se trabajan de forma directa, son poco pulidos y policromadas, acorde con la técnica que los españoles enseñaron a su llegada a la isla. En cuanto a las piezas de mayor interés para los coleccionistas, mencionó las vírgenes de las Mercedes y de la Altagracia.

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