Marcar el camino es una costumbre que se hereda de los romanos, quienes colocaban “miliarium” en el borde de las calzadas o caminos que era una columna cilíndrica pétrea que servía para señalar la distancia cada mil pasos, es decir, una milla romana, lo que en la actualidad equivale a unos 1480 metros aproximadamente.

A partir de la época romana y con el auge de la cristiandad se comienza a colocar cruces en los caminos incluso cruces sobre los miliarios para indicar o marcar los caminos que utilizaban los peregrinos. En la Edad Media las órdenes monásticas difunden las cruces y cruceros en los caminos, en las entradas de los pueblos, en lugares sagrados, sobre personas fallecidas, en los atrios y en las cubiertas de las iglesias, expandiendo esta costumbre por todo el territorio español siendo el apogeo de las cruces en caminos a finales del siglo XVI para recordar la presencia de Dios en todas partes.

A pesar de que la cruz es un símbolo muy antiguo, llegó al Nuevo Mundo con la evangelización, de manos de los españoles, donde, en nombre del cristianismo, se colocaron cruces en el territorio, las iglesias, en los límites de villas y ciudades (salidas y/o entradas), en los caminos y en las bifurcaciones para orientar a los transeúntes, peregrinos y viajeros, y para protegerlos de los peligros que pudieran encontrarse. También servían de orientación a los hateros y sus ganados.

Los motivos para erigir una cruz eran múltiples ya que también se colocaban para conmemorar algún acontecimiento histórico, religioso o milagroso; o simplemente para cumplir una voluntad dejada en el testamento o “pro remedio animae” una donación para obras y beneficio del alma. También se colocaban en el medio de calles y solares que se convertían en el punto de encuentro de la población.

En la ciudad de Santo Domingo existieron muchas cruces colocadas en el medio de las calles y en solares. La hoy calle Sánchez se llamó calle de la Cruz por haber una cruz en el medio de la calle, en el cruce de la calle conocida como El Callejón con la actual calle Padre Billini, donde había una cruz colocada encima de una pilastra cuadrada de mampostería. También se llamó Cruz de Regina, por su cercanía con la iglesia Regina Angelorum.

Otra cruz estaba en la calle frente a la puerta norte de la iglesia del Carmen. En 1851 aparecen documentos que dicen “de la Cruz del Carmen a la Escala Plana”, esto es desde la iglesia del Carmen en la hoy calle Arzobispo Nouel hasta la calle Palo Hincado. Otra referencia dice “de la Cruz del Carmen a los Batiportes”, o sea de la iglesia del Carmen hacia la muralla baja que da al Mar Caribe por el camino que hoy es la calle Sánchez.

Cerca de la Puerta de la Misericordia en el cruce de la hoy calle Palo Hincado con Arzobispo Portes, estaba plantada la Cruz de la Misericordia, también llamada Cruz del Matadero. A mediados del siglo XIX el Ayuntamiento cedió el solar para que se construyera una ermita de madera en ese lugar. Al final de la calle del Perdón o calle de La Trinitaria donde actualmente cruza la carretera Duarte, existieron tres cruces de madera, que se eliminaron en el siglo XX. También se llamaba calle de la Puerta Mayor.

En la actual calle Salomé Ureña, fue conocida desde el siglo XVI hasta 1884 como el Callejón de la Cruz, ya que al final de la calle, en la actual calle José Reyes había una cruz. Otra cruz en el medio de la calle estaba en la hoy calle 19 de marzo esquina Juan Isidro Pérez, antiguamente nombrada la cuesta de Lucia o Luxia de Moxica. También había cruces en la calle Santomé, en la cuesta de San Lázaro y frente a la esquina de la calle Santiago Rodríguez; en medio de la calle José Reyes, junto al templo de san Miguel en frente a la Plaza Restauración; en la calle Hostos, al final de la Cuesta de la Altagracia y también de san Francisco; y en medio de la Plazuela de San Antón.

En la ciudad, igualmente había cruces en los solares baldíos o que pertenecieron a personajes importante de los primeros pobladores que ya no habitaban la ciudad, y que con el tiempo esos solares comenzaron a ocuparse por personas de escasos recursos que construyeron viviendas de mala calidad. En el medio de los solares por lo general tenían plantada cruces de madera y durante todo el mes de mayo, por motivo de las fiestas marianas, se celebraban festejos públicos, cánticos religiosos, bailes y otras actividades. En las casas ubicadas cerca a la cruz, se hacían salcochos, comilonas y se echaba la cinta. Estos solares son Solar de la Piedra, Solar de Santa Ana, Solar del Almirante, Solar de Santa Clara, Solar de la Ceiba y Solar del Aguacate. Todos ubicados en lo que es hoy Atarazanas y Santa Bárbara.

En los caminos que iban a otras villas había muchas cruces, por lo general se colocaban tres cruces, ya que era costumbre hasta mediados del siglo XX, que frente a las cruces los viajeros se encomendaran a Dios para iniciar el camino y dar gracias al finalizar el trayecto por haber concluido con bien. Todavía en algunas ciudades quedan, una de ellas es Higüey. Otra muy popular estaba en el camino hacia San Carlos, conocida como el camino de Santa Cruz, nombre que se mantuvo hasta el siglo XX.

Cruces en Mayo, San Rafael de Yuma.

Estas cruces fueron hechas por el Consejo, frailes, cofradías o personalidades de la isla que la mandaban hacer incluso como exvoto o como obra más de misericordia. Todas estas cruces servían como referencia para indicar lugares, celebrar fiestas o punto de reunión.

Con el tiempo las cruces comenzaron a molestar a muchos pobladores y en 1894, un regidor propuso la demolición de todas las cruces, pero antes de tomar la decisión el Consejo se le consultó al Arzobispo quien le negó el permiso, quedándose todo así hasta 1904, cuando otro regidor propuso a la sala del Ayuntamiento, la demolición de las cruces que existían en todas las calles. De nuevo fue rechazada por la mayoría de los votantes, los cuales opinaron que la tradición debía ser respetada.

Sin embrago, el Ayuntamiento logró demoler las cruces con la excusa de que las cruces eran “un obstáculo para el tránsito de los carruajes y carros de carga, interrumpían el curso natural de las aguas, constituyendo de este modo a la destrucción de las calles”. El Arzobispo molesto por el hecho, no le quedó otro remedio que aceptar y resolvió depositar las cruces de madera en los templos cercanos a ellas.

El 24 de julio de 1908, el Ayuntamiento autorizó demoler la Cruz de Regina, ordenando que la cruz de madera fuese depositada en la iglesia de Regina. En agosto del mismo año se demolió la segunda pilastra que correspondió a la Cruz de la Misericordia, que era tan grande como la de regina y luego se demolió la del Carmen pasando la cruz a la iglesia. Así, poco a poco, se fueron eliminando las cruces dentro de la ciudad.

En la actualidad se mantiene el colocar cruces en los caminos, pues no es nada extraño encontrarnos con una cruz en donde murió una persona a causa de un accidente de tráfico. Las cruces son un símbolo de homenaje y una manera de recordar. Es un símbolo de nuestra cultura, de nuestras creencias y tradiciones. constituyen un rico patrimonio cultural. l


Este artículo forma parte de las investigaciones realizadas en el proyecto “Connected Worlds: The Caribbean, Origin of Modern World”, dirigido por Consuelo Naranjo Orovio desde el Instituto de Historia-CSIC, España y financiado por la Unión Europea, Horizonte 2020, código Nº 823846.

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