Contamos con las notas biográficas del doctor Hector Read, que fueron publicadas por la Universidad Nacional Pedro Henriquez Ureña, en ellas el doctor Read narraba con gran precisión muchos de los hechos más relevantes de la medicina del siglo XX. Sin lugar a dudas que el Instituto, ante el cierre de casi un siglo de la Universidad formaba los profesionales que el país requería. Veamos sus notas:
“El Instituto Profesional admitía alumnos inscritos o matriculados y alumnos libres. Para matricularse se requería del grado o título de Bachiller, y tener 18 años. Los libres solo necesitaban el permiso verbal para oír las cátedras. Fui por eso, estudiante libre al principio, por falta de edad. Asistí sin embargo a las cátedras como oyente, con la mayor puntualidad. El año académico (1913-14) se abrió el primero de octubre de 1913. Para abrir un curso se necesitaban 3 matriculados por lo menos. Hubo el suficiente número. El primer curso de la Facultad de Medicina se parecía al P.C.N. de la de París: Física-Química-Naturales (Zoología y Botánica Médica) y Anatomía. El profesor Aristides Fiallo Cabral, era el catedrático de Física Médica lo era el Dr. Fernando A. Defilló y el de Botánica y Zoología Médica el Dr. Rodolfo Coiscóu. El Dr. Ramón Báez explicaba la anatomía humana y embriología del programa legal (1902).
Nunca he vuelto a oír un catedrático de anatomía dar una cátedra sobre Osteología y Micología, como el Dr. Báez. El Dr. Coiscóu seguía su costumbre francesa y con él hicimos un recorrido de todas las plantas útiles en Medicina; sus nombres técnicos, partes empleadas, propiedades y medicamentos principales, del Códex Medicamentarius, entonces oficial en nuestras farmacias. El Dr. Báez había estudiado en Francia desde el bachillerato, y se había graduado allá. También el Dr. Coiscón era graduado de París. La tradición francesa de nuestra medicina, venía sin dudas de años atrás, con el Dr. J.F. Alfonseca y otros.
El Dr. Salvador B. Gautier, otro graduado de París, convirtió la Zoología Médica, en Parasitología. En realidad creó una cátedra nueva entre nosotros. Tenía amplios conocimientos: tengo para mi que fue el primero en descubrir al microscopio el Hematozoario del Paludismo de Laverán en nuestro país, entre otras cosas más. Cuando el Dr. F. A. Defilló inició su cátedra de Química, también hizo una materia nueva de la Química Biológica. A la sazón era director, creador, del Laboratorio Municipal de Santo Domingo y nos lo ofreció, para los que deseáramos practicar esta ciencia.Aceptamos gustosos y todos visitamos su laboratorio, algunos con mayor interés, nosotros entre ellos.
Al decir nosotros quiero recordar a R. Ernesto Valverde, Amadeo Báez Gontrán Landais, Enrique Martí, Ml. Emilio Sánchez Reyes que fuimos desde el principio, los más asiduos. El ayudante principal era G. Marten Ellis, que ya estaba preparando su tesis y se disponía a ejercer la profesión libremente. Aunque el laboratorio se ocupaba fundamentalmente de análisis bromatológicos, allí se practicaban también análisis clínicos (orina, sangre, heces, etc.). Trabajar al lado del Doctor Defilló era un encanto. El Laboratorio Municipal estaba instalado en un ala alta de la Casa San Pedro, en la calle de las Mercedes. En el mismo edificio estaba la sala capitular y las oficinas del síndico y el secretario. Además estaba arrimada la biblioteca, (ya arruinada). En los bajos estaban la Policía Municipal y la Tesorería del Ayuntamiento. También la Preventiva.
El Palacio Consistorial, un edificio histórico al lado Oeste de la Plaza de Colón, estaba siendo reconstruido para ese año 1913. Tardó mucho la terminación de las obras municipales. Nota.-En la biblioteca encontré el diccionario de química de Würtz. Había también una Biblia de Scio, y tomos en 4º mayor, ilustrados de la zoología de Brehm. Había igualmente un diccionario del Genio Contemporáneo, con datos biográficos del Grl. M. J. Castillo (Lico) y otros…