Reproducimos partes de un valioso escrito de nuestro colega y amigo doctor Fernando Sánchez Martínez:
“El hijo mayor del doctor Francisco Espaillat, médico establecido en la ciudad de Santo Domingo desde finales del siglo XVIII, José Espaillat Tavarez, se encaminó por los estudios de la carrera de medicina. El padre se esmeró en que su hijo recibiera la mejor educación y lo envió a España en 1799, iniciando sus estudios en el Colegio San Carlos en Madrid, graduándose de Bachiller en Filosofía. Además, realizó tres cursos de Medicina trasladándose posteriormente a la Universidad de Salamanca. En esta ciudad obtuvo el título de Bachiller el 3 de diciembre de 1802.

José Espaillat Tavárez continuó sus estudios de medicina realizando ejercicios prácticos obligatorios durante dos años en el hospital de la ciudad. Esta práctica le sirvió para obtener el grado de Licenciado, para el que, además, era necesario realizar un examen práctico y otro teórico, los cuales fueron presentados exitosamente. Así, el 19 de diciembre de 1804 se le dio el grado de Licenciado en Medicina.

Un año más tarde el Dr. Tavárez Espaillat solicitó su grado de doctor, obteniendo el mismo el 22 de abril de 1805. El 19 de junio de ese mismo año tomó posesión de la cátedra de Partido Mayor que había quedado libre tras el fallecimiento de su poseedor, el Dr. Manuel Medina.

Luego de la muerte de su padre y de ejercer como profesor en Salamanca, el Dr. José Espaillat se traslada a Puerto Rico donde vivió de 1813 hasta su muerte en 1850. Fue una vida laboriosa y fructífera: en la historia de la medicina de Puerto Rico es la figura sobresaliente.

Tan pronto llegó, asistió al Hospital Militar donde organizó las clases de anatomía que llegarían a convertirse al año siguiente, 1814, en la primera cátedra de la historia de Puerto Rico, a la vez que realiza la primera autopsia. Más adelante, en 1820, organiza la primera Sociedad Médica de la Isla. La actividad académica del Dr. José Espaillat fue tan fructífera que, mediante Cédula Real el rey Fernando VII ordena que los estudios de medicina hechos en Puerto Rico sean revalidados por las universidades y protomedicatos de América. Por su extraordinaria y fecunda labor mereció que se le concedieran honores de “Médico de la Real Corona” y “Catedrático Honorario de la Universidad Salmantina.”

José Espaillat Tavárez no llegó a casarse, y tampoco tuvo hijos, por lo que legó sus bienes a hermanos y sobrinos y al hospital militar en el que había trabajado como médico. En sus últimas voluntades plasmadas en el testamento que realizó en San Juan de Puerto Rico en 1840, también quedó reflejado el aprecio que tenía por la Universidad de Salamanca. De hecho, encargó a sus albaceas que cuando muriera lo comunicaran a la referida universidad “(…) para que le hagan los sufragios que le corresponden como doctor y catedrático de esta universidad.”

El Dr. Sánchez Martínez cita al historiador puertorriqueño Arana: “El Dr. José Espaillat es el médico de mayor prestigio académico en nuestra historia hasta la fecha en que murió; es el primero de nuestros médicos poetas, y el primer gran promotor de la reforma médica y el fundador de la primera cátedra de medicina y de la primera sociedad médica. El primer maestro de médicos en nuestra historia; nuestro primer médico humanista, el Dr. José Espaillat es una de las estrellas de aquella constelación formada por nuestros grandes médicos.”

Sin embargo, su valiosa obra no es conocida en su suelo patrio, por lo cual anunciamos que la Sociedad Dominicana de Historia de la Medicina, filial del Colegio Médico Dominicano, auspiciará actividades para que su vida y obra sean conocidas en el país y en toda la comunidad médica antillana. Fin del interesante trabajo del doctor Sánchez Martinez.

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