Las temáticas recurrentes en la literatura de Luis Reynaldo son la ciudad, o mejor dicho el aplastamiento del individuo por la urbe monstruosa, y como elementos primordiales el uso del lenguaje popular y la presencia del mar como aislamiento, deidad, e incluso animal amenazante. Además, están presentes el amor y el desamor, la búsqueda de una identidad propia y la pertenencia que cree son temas inherentes a todos los seres humanos, “escriban o no”. Respecto al género en que se destaca, se considera un escritor todo terreno, que en busca de la supervivencia material ha escrito no solo literatura, sino también esquelas mortuorias, discursos, editoriales, entre otros. En el campo estrictamente literario se considera un poeta que escribe también minificción y libros para niños.
¿Cómo se describe como editor y cuáles son sus referentes en la edición?
Creo que mis dos características primordiales son que soy curioso y cercano. Esa curiosidad me ha hecho descubrir joyas de la literatura dominicana. Y cercano porque intento construir una relación de confianza con mis autores. Ya con algunos hemos sacado más de un título. Estamos trabajando una trilogía con un autor cubano. Todo eso ha sido posible gracias a ese puente que hemos tendido entre editor y autor. Mi mayor referente en la edición es, sin duda, León Félix Batista, extraordinario editor a quien considero mi mentor en este camino y además, uno de los nombres más importantes de la poesía iberoamericana actual, con quien trabajé en la Editora Nacional del Ministerio de Cultura, y allí aprendí los rudimentos del oficio. Me he nutrido también de la experiencia de mis queridos y siempre recordados amigos Alexis Gómez-Rosa (en su colección Luna Cabeza Caliente debutaron Norberto James Rawlings y José Mármol) y René Rodríguez Soriano, detallista, imaginativo y riguroso. Además, he de mencionar a Noé Zayas, con un trabajo desde los márgenes, una labor casi arqueológica de rescatar ciertos nombres de nuestra literatura, y a Miguel D. Mena, que desde Cielo Naranja ha hecho una labor titánica de visibilizar textos vitales de la literatura y del pensamiento dominicanos. Otro referente importante ha sido la labor de proyectos de otras partes del mundo como la colección El billar de Lucrecia de México, dirigida por la admirada poeta Rocío Cerón; Catafixia Editorial, de Guatemala, dirigida por los queridos Luis Méndez Salinas y Carmen Lucía Alvarado; Proyecto Literal de México, dirigida por Jocelyn Pantoja y que, lamentablemente, desapareció víctima de la pandemia; entre muchísimas otras. Igual que dicen que el escritor debe leer mucho, el editor debe ver, en el sentido más estricto del término, muchos libros.
¿Cuáles desafíos cree que enfrenta un escritor en el mundo editorial?
Creo que el escritor dominicano, en particular está condenado a vivir en esta isla–jaula que lo aísla y que ha creado una especie de invisibilidad histórica de la literatura dominicana, salvo casos muy específicos de gente que ha salido o de algunos que estamos acá y hemos logrado publicar fuera. Aunque ese panorama está cambiando, sobre todo gracias a la tecnología, apenas las grandes editoriales se están enterando de que aquí se está haciendo, se ha hecho siempre, literatura de vanguardia. Sumado a esto está la “tibieza”, siendo moderado, con que el Estado dominicano ha promocionado a nuestra literatura y a nuestros escritores y escritoras. A pesar de todos los proyectos y recursos que se están moviendo alrededor de las industrias culturales y creativas no somos escritores, editores, libreros… tomados en cuenta, en comparación con otros sectores artísticos.
¿Como fundador de Luna Insomne Editores, cuál es su objetivo?
Luna Insomne surge con la intención de rescatar poesía esencial dominicana en una colección que he llamado Cocuyos. El plan era sacar 21 títulos y cerrar. Luego me di cuenta de la cantidad de jóvenes que estaban produciendo buena literatura, en diversos géneros. Por eso surge una segunda colección, Carta de ruta, para darles ese espacio necesario. En resumidas cuentas, Luna Insomne trabaja con la intención de rescatar y poner en valor libros esenciales de la poesía dominicana y, además, con la misión de descubrir y difundir a quienes están haciendo un trabajo literario original y novedoso.
¿Qué nos puede contar de su experiencia desde el comienzo y evolución de la editorial, qué ha aprendido y qué más le apasiona de lo que hace?
Ha sido un aprendizaje constante como editor, como emprendedor y como persona. La editorial ha crecido muy rápido y llamó la atención de autores, libreros, traductores e investigadores de otros países y eso ha hecho que se detenga un poco la publicación para reevaluar los esfuerzos y los planes. Lo que más me apasiona es descubrir: autores, libros que hasta el momento desconocía.
¿Qué le gustaría alcanzar a nivel editorial en los próximos años?
El trabajo que hacemos ahora está enfocado en poder sacar los libros que hacemos al exterior. Algunos títulos están en algún espacio en Nueva York o Panamá, pero queremos hacer esto más organizado y llegar a Puerto Rico, Centroamérica, y algunos lugares de los Estados Unidos donde hay una población importante de dominicanos y latinoamericanos, en general. El otro plan es la traducción de algunos de nuestros títulos para así tener mayor difusión sobre todo en ámbitos académicos.
¿Qué opinión tiene del diseño editorial, cree que es parte importante en una colección para que el lector se decante finalmente por su compra?
Vital. Aunque no se debe juzgar un libro por su portada es un aspecto que sirve como gancho para que nuevos lectores se acerquen a nuestras obras.
¿Es el libro digital una amenaza para los editores o una oportunidad que todavía no cuaja en el país?
Aquí, en esta isla-jaula todo llega después. El libro digital es un soporte más para lo que producimos. Ese es otro de nuestro plan a futuro, hacer que nuestro catálogo también esté disponible en formato digital. Hace algo más de diez años, con el mismo nombre de Luna Insomne Editores, sacamos 10 títulos exclusivamente en formato E-book, pero no tuvo mayor repercusión. Ahora estamos viendo todo lo concerniente a la Inteligencia Artificial y su aplicación en el campo editorial.