Invitado por el Ministerio de Cultura, estuvimos exponiendo sobre las “perspectivas de la novela dominicana”, después que los dos panelistas que me antecedieron se refirieran a los antecedentes y la actualidad del género en nuestro país. Debí plantear en la ocasión que la novela, “ese espejo paseado a lo largo del camino”, al decir de Unamuno, hay que verla con los mismos criterios que se visualiza el devenir de la sociedad en su conjunto.
En la pasada entrega nos referimos a la “era post estética” que vivía la humanidad y con ella la República Dominicana. Ese desprecio por lo bello no escapa a la novela. Pero al mismo tiempo que se van sepultando los conceptos clásicos de belleza, hay una promoción de los grotesco, mientras se desmantelan los paradigmas morales que sostuvieron éticamente a Occidente.
Como ejemplo de por dónde va la novelística dominicana del futuro mencionamos Al borde del Edén, de Máximo Vega y Hecho en Saturno, de Rita Indiana Hernández, con personajes alejados de los estilos de vida que mostraban los tradicionales héroes y antihéroes, sorprendiendo al lector con individuos que marchan contra los esquemas sociales establecidos.
Esa estampa moralizante que tuvo la novela desde su apogeo entre los siglos XVI y XX desaparece en la obra del autor santiaguero, y es la misma tendencia que observamos en los nuevos narradores de otros países.
En el auditorio hubo quienes me pidieron juicios de valor sobre la perspectiva señalada, por lo que debí explicarles que la sociedad vive en un tenebroso caos axiológico, definido por el psiquiatra español Enrique Rojas en El hombre Light como “un mundo sin valores”.
El fenómeno de Rita Indiana, cantante, compositora y escritora, es que descompone en Hecho en Saturno, descompone el retrato de la familia funcional, socavando además viejas ideologías derribadas por el nuevo orden mundial. Como va en mundo irá la novela. Tal vez no ocurra en la poesía, con libros excepcionales como Anacaona, de Ofelia Berrido, cuya lectura iniciamos para comentar en otras entregas.