En un mundo donde el intelecto y el arte verdadero están amenazados por lo insulso, banal y chabacano, con redes sociales y hasta medios que antes fueron creíbles como plataforma, resulta esperanzador que un respetable grupo de artistas e intelectuales salga a la palestra a plantear posiciones en torno a lo que entienden es más conveniente para la salud general de la nación dominicana. Esta vez nos referimos al Movimiento Suma Cultural y Ciudadana, que promueve la continuidad del presidente Luis Abinader al frente de la administración pública durante el cuatrienio 2024-2028.
Para nadie que conozca a escritores, periodistas y artistas como Aquiles Julián, Luis R. Santos, Rafael Peralta Romero, Rafael Menoscal Reynoso, Raúl Bartolomé, el cantautor Claudio Cohén y el legendario pianista Andrés Mejía, recordado en los merengues navideños de Johnny Ventura, por solo mencionar algunos, pensaría que están motivados por búsquedas de canonjías y conveniencias coyunturales, sino por el interés en que la corrupción y los antivalores terminen de extinguir lo que queda de dignidad nacional.
Así como tras 31 años de dictadura trujillistas surgieron agrupaciones creadoras de conciencia sobre el momento histórico, forjadoras de un nuevo tipo de sociedad, lo que se ha destapado tras el fin del régimen peledeísta de dos décadas, obliga al artista o intelectual preocupado por su país a levantar la bandera de la decencia, la misma que ha enarbolado desde el poder el presidente Abinader.
Le agradezco al poeta, narrador y publicista Aquiles Julián por haberme invitado a ser parte del Movimiento Suma Cultural y Ciudadana, lo mismo que al novelista Luis R. Santos, quien me propuso como coordinador de comunicaciones, función para la que fui juramentado junto a los demás miembros de la dirección ejecutiva, durante el acto histórico del 24 de mayo en el restaurante Maniquí, encabezado por el artista Amaury Sánchez, secretario de Cultura del Partido Revolucionario Moderno (PRM).
El trabajo de un grupo pensante, como lo definió Juan Rosa, tiene la responsabilidad de ser luz, tras la tenebrosa oscuridad de muchos años. Enhorabuena, dominicanos.