La escritora española Mónica López Soler escribió el ensayo briográfico “Frank Rebajes. La borrachera cósmica de un joyero genial”, que fue presentado en la pasada Feria Internacional del Libro.
Diez años después de iniciar su labor investigativa, la malagueña Mónica López pudo convertir en libro un proyecto de rescate que, además, lleva un documental y una exposición a presentar en República Dominicana, Estados Unidos y España.
López hurgó hasta el siglo XVIII para establecer los antepasados de Frank Rebajes, cuyos padres eran de las Islas Baleares y se establecieron en Puerto Plata donde nacieron Frank (el 7 de febrero de 1907) y sus cinco hermanos. “Francisco no era ajeno a su acervo dominicano ni a su herencia española, como tampoco lo fue al influjo norteamericano”, escribió la autora, que visitó el país semanas atrás por invitación de la Embajada de España, que empujó para hacer realidad el proyecto editorial.
La cuestión es que Francisco Torres Rebajes arribó de manera definitiva a Estados Unidos a los 14 años, el 11 de abril del 1924, hace cien años. Tras derrochar dinero, y hasta tener que mendigar, un buen día conoció a Pauline, una joven judía de 21 años con quien se casó en 1932 y quien fue el amor de su vida y el centro de su eje. La primera noche de luna de miel la pasaron en una estación de metro a falta de un sitio donde estar. Al día siguiente rentó el sótano de la casa de un amigo , donde este guardaba herramientas, con las cuales comenzó a hacer figuras.
Del 28 de mayo al 6 de junio de ese mismo año se realizó la primera muestra de arte al aire libre, ocasión en que entre otros expositores se encontraba el jovencísimo Jackson Pollock, quien no vendió nada. En cambio, Juliana Force, directora del Whitney Museum of Arts compró todas las piezas de Frank en 30 dólares. Quince de ellos lo tomaron para alquilar un pasillo entre dos edificios, que convirtieron en casa, taller y tienda, fue el primer joyero y orfebre que abrió una tienda-estudio en Nueva York. Así nació la firma Rebajes.
Esa firma se convirtió no solo en una marca reconocida, sino en un impulso para romper esquemas y proponer obras que gracias a su valor estético deben costar una fortuna. Surrealismo al pulso, art decó, sofisticación e innovación caracterizan sus piezas, cuyas imágenes enriquecen la lectura.
El sector de la artesanía dominicana tiene en Frank Rebajes un paradigma que les dignificaría. Rescatarlo a través de un premio con su nombre sería hacer justicia.
La recuperación de un artista olvidado
El ensayo biográfico de Mónica López recupera del olvido a un hombre nacido en Puerto Plata que llenó su espacio creativo de fabulaciones y formas tan sofisticadas como actuales. Un artista que buscó la libertad de crear en un afán de superación incansable, con bajadas y subidas, con una vida llena de aventuras, saltos geográficos, atrevimientos y sueños que lo llevaron a ser un referente de la historia de la joyería moderna de Estados Unidos.