El PLD tiene un reto el próximo 16 de octubre, cuando debe definir su candidatura presidencial. El partido más ganador en procesos electorales pasa por un mal momento, y de lo que ocurra en su “consulta” depende su futuro. De ahí puede salir tan fortalecido que logre el relanzamiento que requiere. Pero también podría salir más deteriorado, o incluso, sufrir otra división, en el peor de los casos.

Escenario ideal

El único escenario que le augura al PLD una participación en las elecciones del 2024 con posibilidades de éxito es que tras la consulta, el aspirante o la aspirante que gane cuente con el apoyo de todos sus contrincantes y el partido completo. La consulta no es vinculante, o sea que existe el riego de que alguno de los aspirantes no reconozca los resultados y tendría derecho a reclamar un nuevo proceso. Si el PLD logra que, una vez anunciados los resultados, nadie proteste y todos se integren, estará en condiciones de competir en un proceso complicado, porque se vislumbra que será de tres actores.

Los peores

Uno de los peores escenarios posibles luego de la consulta es que uno de los proyectos presidenciales sienta que hubo fraude, o que la cúpula impuso una determinada precandidatura. Eso podría tener consecuencias diversas, y la más grave sería que los perdedores recojan, y se vayan. El destino sería predecible: la Fuerza del Pueblo, que es donde los están esperando. El “nuevo partido” tiene sus favoritos entre los aspirantes y está haciendo sus apuestas.  Otro resultado que perjudicaría al PLD es que gane un aspirante que, con razón o sin ella, sea visto hacia afuera como un eventual aliado a Leonel Fernández y su partido. A un  precandidato que surja con esa imagen le será muy difícil arrancar. Si se piensa que va a terminar en tercer lugar es posible que eso mismo ocurra en las elecciones.

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