Monte Plata. Pobladores del municipio de Yamasá realizaron ayer una caminata en reclamo de la reconstrucción de una carretera, agua y otras obras.
El padre David Soriano, párroco del municipio, dijo que desde hace años vienen reclamando la reparación de la carretera que une a Yamasá con Peralvillo, la reparación de cuatro puentes, agua potable y la eliminación de los ruidos por parte de los negocios de bebidas alcohólicas.
Demandó tanto de las autoridades locales como del Ministerio de Obras Públicas la reconstrucción de los puentes El Mogote, Gorreta, Recodo y Vigía, así como el alumbrado eléctrico de los distintos barrios y comunidades.
El religioso dijo a elCaribe que continuarán con las protestas hasta lograr su objetivo ya que Yamasá es un pueblo abandonado, donde los campesinos pierden sus productos porque no pueden sacarlos a los mercados por el mal estado de las vías.
Paro parcial
Además de la caminata que se inició a las 6:00 de la mañana y terminó a las 8:00, algunos comerciantes cerraron sus puertas en apoyo a la protesta.
Las comunidades más afectadas por el tramo de un kilómetro de la carretera que comunica a Peralvillo son El Mogote, Peralvillo, La Guázuma, La Cuaba, Serrallés y La Gina, entre otros.
El religioso manifestó que el alcalde de la comunidad, Julián Cruz, se comprometió a llevar el pliego de demandas hasta el Ministerio de Obras Públicas para que sean solucionados.
Además del padre Soriano hablaron en la actividad Dilia Arcángel en representación de las familias que viven en las comunidades afectadas.
Explicó que a pesar de que en esa comunidad nacen muchos ríos, las amas de casa de la localdidad no reciben el líquido con la regularidad requerida y citó a los sectores El Mulo, Las Acacias y el centro del pueblo como los más afectados.
Tampoco pueden dormir por el alto volumen de la música los fines de semana. l Adalberto de la rosa
Proliferan enfermedades por el polvo de las calles
En la comunidad El Caimito los niños se enferman de gripe con mucha frecuencia debido a la polvareda que levantan los vehículos y para acostarse la gente tiene que limpiar las camas por el cúmulo de polvo en toda la casa.
“Las mujeres friegan y antes de utilizar los utensilios tienen que fregarlos porque el polvo inunda todas las casas. El reclamo que se ha hecho se debe a eso”, dice el padre Soriano.
