Los países y, de manera muy especial, las mujeres, debemos conocer y tener presente los efectos de las guerras que se libran en diversas regiones del hemisferio, las cuales desangran y diezman a una parte importante de la humanidad. Entre las víctimas, según informes de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), hay miles de niñas y mujeres, que para los grandes medios y para los que no dan seguimiento a los conflictos armados de la geopolítica internacional podrían parecer seres invisibles.
Para entender mejor la situación de horror, martirio y privaciones que viven miles o tal vez millones de mujeres en el mundo, entre ellas menores de 15 años, basta con saber que en México, cada día, un promedio de siete mujeres son asesinadas, es decir, alrededor de tres mil al año, según cifras oficiales del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) de ese país, con métodos que van desde la tortura, la decapitación o a tiros y puñaladas por hombres celosos abusadores y en medio de la guerra entre los carteles de drogas y con la fuerza pública.
Cada día niñas y adolescentes están siendo violadas en Nigeria, tras haber sido secuestradas por el grupo islámico Boko Haram, que intenta imponer un califato en esa nación, la más habitada del África, donde nueve mil mujeres han quedado viudas víctimas de la guerra de exterminio entre el ejército y los extremistas. En estos casos, la mayoría de esas niñas han sido raptadas de sus propios hogares y de las escuelas.
Una de las raptadas, y que pudo escapar, contó que las cautivas eran violadas varias veces por día y forzadas a convertirse al Islam, y que les cortaban la garganta si no lo hacían. Una situación similar o peor vive la población kurda de confesión yazidí en Siria e Irak, donde miles de niñas y mujeres han sufrido violencia sexual por parte de combatientes del denominado Estado Islámico, que hoy controla amplios territorios de ambos países en medio de una guerra de exterminio que parece no tener control ni fin.
Se calcula en unas 5,800 las mujeres que atraviesan por la situación antes planteada, muchas de las cuales son traficadas en los mercados de esclavas de Raqa o Mosul, según el valor con el que han sido etiquetadas: más caras cuanto más jóvenes sean e incluso traficadas por internet gracias a una lista de precios difundida entre los foros de los terroristas.
Decenas de niñas yazidíes han acabado suicidándose después que combatientes del Estado Islámico abusaran sexualmente de ellas; pero además, sufren decapitaciones, torturas y palizas cuando se resisten.