El verano es para disfrutarse

La reducción de la jornada laboral, planear viajes y pretender prestar demasiada atención a los niños pueden causar estrés. Es la cara menos agradable de ese verano lleno de sol, calor, playa y más tiempo para pasar…

La reducción de la jornada laboral, planear viajes y pretender prestar demasiada atención a los niños pueden causar estrés. Es la cara menos agradable de ese verano lleno de sol, calor, playa y más tiempo para pasar con la pareja y los hijos. Hay que saber normalizar los cambios para disfrutar del verano al cien por cien.

El estrés “es una reacción normal en los seres vivos que actúan ante el ambiente con el fin de adaptarse mejor”, explica Antonio Cano, catedrático de psicología de la Universidad Complutense de Madrid y presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS).

Cuando tenemos que atender a alguna demanda nos activamos: vamos más deprisa, tensamos nuestros músculos y bombeamos más sangre. Claro que no todas las personas tienen los mismos síntomas de estrés, apunta Silvia Álava, psicóloga y consultora en el Centro de Psicología Álava Reyes: “Cada uno va a somatizar por la parte que sea más débil: pueden verse afectados físicamente, padecer problemas gástricos o dolores de cabeza”. 

Saber gestionar el tiempo, relajarse e intentar desconectar al máximo de la rutina nos va a ayudar a disfrutar del verano olvidándonos de la tensión y la ansiedad. Los dos expertos nos dan esta serie de consejos:

1. No confundir calor con estrés. En verano el aumento de la temperatura puede provocar sudoración, fatiga, agotamiento y angustia y en ocasiones podemos llegar a sentirnos más agobiados de lo normal. “Muchos son los que confunden los síntomas del calor con los del estrés, se trata de un bucle del que es difícil salir”, asegura Álava. Este calor provoca que estemos más irascibles por lo que se produce un aumento del nivel de sensibilidad.

2. Durante estos tres meses los niños están de vacaciones y se vuelven mucho más demandantes de sus padres. Los más pequeños no entienden por qué los padres no están de vacaciones y ellos sí, y “esto puede suponer una clara fuente de estrés”, explica la especialista. Hay que explicarles tranquilamente la situación.

3. Es fundamental gestionar adecuadamente el tiempo y no dejarnos llevar por la tensión y la ansiedad del momento, señala Álava.

4. Es cierto que con la reducción del horario laboral, “al tener menos tiempo para desempeñar las labores del día, el nivel de estrés aumenta”, afirma la experta. Es primordial planificar muy bien y valorar las cosas positivas que supone esa disminución de jornada.

5. En verano conciliar el sueño puede convertirse en una odisea, indica Silvia Álava. Este es otro factor que hay que tener en cuenta: es básico “dormir bien para evitar el nerviosismo y la ansiedad durante el día”.

6. Las vacaciones son para desconectar por lo que disminuir el uso de teléfonos móviles y tablets nos va a ayudar a encontrar la tranquilidad que tanto ansiamos desde hace tantos meses, apuntan ambos expertos.

7. Según la psicóloga, dedicar más tiempo a actividades placenteras, tenemos que ver la parte positiva que supone esta época del año. Ir a la playa, practicar deporte, estar más tiempo con los amigos son el tipo de actividades que hay que promover para disfrutar y relajarse.

8. Los dos especialistas afirman que una alimentación equilibrada nos va a ayudar a disminuir el estrés y la ansiedad.

9. Relajación. Para combatir el estrés los expertos recomiendan practicar alguna técnica de relajación como ejercicios de respiración o visualización.

10. En vacaciones se pasa más tiempo en pareja o en familia y esto puede ser la causa de la aparición de conflictos afectivos, explica Antonio Cano. Es recomendable comunicarse con los que te rodean e intentar resolver los problemas a través del diálogo.

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