El diputado Pelegrín Castillo Semán y el escritor Federico Henríquez Grauteraux calificaron de positivos algunos de los convenios de cooperación suscritos entre República Dominicana y Haití.Castillo, quien al igual que Henríquez Grateraux se abstuvo de comentar a fondo los acuerdos aduciendo no conocerlos en detalles, consideró “correctísima” la estrategia de que ambos países trabajen de manera conjunta en la preservación del medio ambiente y los recursos naturales.
“Hay que restaurar el medio ambiente en Haití. Si Haití sigue deteriorando sus recursos naturales se reflejará negativamente en la República Dominicana”, advirtió. En ese sentido, resaltó el proyecto de reconstrucción de la presa de Artibonito, uno de los siete acuerdos suscritos entre los presidentes Michel Martelly y Leonel Fernández, tras expresar que el agua que consumen los haitianos se genera en los ríos de la República Dominicana.
De igual modo, saludó el protocolo haitiano-dominicano para el Fondo Bolivariano de Solidaridad con Haití, a través del cual se contempla la implementación en el vecino país de un programa masivo de sustitución del carbón vegetal para cocer alimentos en estufas, aunque en lugar de gas propano el legislador favorece que sean fabricadas para utilizar alcohol.
Sostuvo que las estufas de alcohol son una opción muy competitiva, además de la ventaja que significa para los haitianos porque la materia prima de ese carburante es la caña de azúcar.
Refirió que el ingeniero Gustavo Sánchez Díaz es el autor de un proyecto de fabricación de estufas en base a alcohol, el que de ejecutarse generaría riqueza propia en ambos países.
No obstante, el legislador de la Fuerza Nacional Progresista y autor del reciente libro “Haití y los intereses nacionales”, instó al gobierno dominicano a asumir como una prioridad el mandato constitucional de revisión de los bordes que delimitan la frontera.
Henríquez Grauteraux
Mientras, Henríquez Grateraux hizo énfasis en la necesidad de aplicar controles migratorios efectivos en la frontera a fin de evitar el éxodo de haitianos a la República Dominicana.
Sostuvo que la comunidad internacional tiene que ayudar a Haití, porque la República Dominicana no puede hacerlo por sí sola. “La situación haitiana es muy terrible, muy mal, para que sea afrontada únicamente por los dominicanos”.
El problema migratorio es una amenaza
“El país puede ayudar a Haití, pero no puede ayudar a diez millones de pobres. El problema migratorio haitiano es una amenaza permanente para la República Dominicana”, expresó Henríquez Grateraux, quien destaca la necesidad de que Francia, Estados Unidos y Canadá concurran en proyectos de ayuda efectiva en favor de la nación haitiana, y no dejar el problema solamente a los dominicanos, “porque no podemos”.