Juanito es un ciudadano de clase media que percibe un salario de 60,000 pesos. Sin embargo, su familia no está satisfecha con la calidad de vida que tienen.
Su mujer quiere comprarse mejor ropa para lucir más bella y su hijo, además de gustarle las discotecas, quiere inscribirse en un gimnasio para tener vientre de cuadritos.
Por su parte, a Juanito le gusta el juego y quiere disponer de algunos pesitos para probar su suerte en el póker. Ante la presión familiar y sus propias ambiciones, Juanito decide pedir un préstamo de 30,000 pesos.
El siguiente mes sigue ganando los mismos 60,000 pesos, pero ya su familia se adaptó a un nuevo nivel de vida, por esta razón pide nuevamente otros 30,000 prestados al banco, el cual accede pues su historial de pago estaba limpio. Pero cuando vuelve el tercer mes, el banco se lo niega.
Entonces recurre a las tarjetas de crédito hasta que se hace un enredo tan grande que le cortan el crédito. Desesperado, recurre a un usurero, quien le presta otros 30,000 pesos al módico 3.0% mensual, con lo cual se enreda aún más.
Cuando todas las posibilidades de crédito se le cierran, Juanito se da cuenta que no puede sostener permanentemente un nivel de vida por encima del sueldo que gana. Entonces le pide a Josefa que no vaya más al salón.
Al pendejo de Ramoncito le pide también que renuncie al gimnasio y que si quiere aumentar el mollero, se consiga dos latas de pintura, las rellene de cemento y les ponga una barra, como él hacía cuando era muchacho. Por su parte, deja de jugar al póker y se conforma con el dominó, donde pronto se da cuenta de que es más placentero y no hay que apostar.
De esta forma, la familia vuelve a vivir limitándose a los 60,000 que gana Juanito. Pero pronto se dan cuenta de que ahora tampoco tienen disponibles los 60,000 mensuales originales, porque tiene que sacar unos 25,000 para pagar el dinero que tomaron prestado. Así que en lo adelante él y su familia tienen que ajustarse a un gasto de tan sólo 35,000 mensuales, con lo que, lejos de prosperar, tendrán que resignarse a una vida menos placentera que la que tenían antes.
En ese momento Juanito se da cuenta que de nada le sirvió vivir por poco tiempo una vida ficticia por encima de sus posibilidades.
También aprendió que la próxima vez que tome prestado tiene que ser para mejorar sus habilidades y poder ganar un mejor sueldo, o para que Josefa se ponga a hacer suspiritos para la venta, hasta que pueda montar una buena repostería y así poder comprar la ropa que quiera. Le dice también a Ramoncito que él sólo se endeudará para que su hijo pueda educarse mejor y así estar en condiciones de aportar un ingreso adicional a la familia.
Cualquier semejanza con un país del Caribe, colocado en el mismo trayecto del sol, es pura coincidencia. l