El tráfico y la Policía

Para los sustentadores de valores percibidos como legítimos, la impotencia solo mueve a la acción a quienes se auto perciben como sustentadores legítimos de valores sociales, aunque solo representen a su familia, su comunidad, o simplemente a los&#8230

Para los sustentadores de valores percibidos como legítimos, la impotencia solo mueve a la acción a quienes se auto perciben como sustentadores legítimos de valores sociales, aunque solo representen a su familia, su comunidad, o simplemente a los enemigos de otras convicciones. Cuando así el barullo ideológico se esfuma, se motoriza la acción en declaraciones o en planteamientos vacuos en escenarios donde se visten caretas puntuales para representar los personajes de la tragedia del momento. Siempre ha sido así.

La práctica de retirar deshonrosamente a policías delincuentes, de prometer persecuciones que no se ejecutan, de anunciar arrestos y procesos judiciales que no se efectúan, y otras prácticas de a diario de larguísimo tiempo, que nunca cambian, revela la falsedad de los nuevos cursos por donde dice transitar la institución policial para cumplir con el orden constitucional; pero, pregunto, inocentemente, la razón por la cual la PN siempre ha actuado al margen de los mandatos de fiscales y jueces y de los republicanos, creyéndose fiscal, juez, más que jefe de la República, y carcelario de presuntos delincuentes.

Ayer, mi hijo de 15 años, Fabio Thomás, me mostró un artículo sobre la ilegalidad de la autoridad policial, esa que siempre la PN ha ejercido sobre la autoridad nacional, sobre los ciudadanos comunes y sus derechos, sobre los códigos y la Constitución. Una supremacía que solo podría generarse de la inducción de derechos primos o fundamentales sobre la sociedad que nunca ha recibido la PN, y cuyo ejercicio solo pudo haber producido ese producto irrespetuoso y podrido que todos vemos y sufrimos y tememos.

No es fracaso de ahora, es maldito resultado de dos estados policiales: el que fundaron los gringos con su invasión imperial en 1914, y el que con ese apoyo desarrolló el sátrapa Trujillo con su período tiránico, en absurda conspiración nacional para hacer súbdita la república del imperio.

Más vale que todos dediquemos la atención a internalizar la verdadera función policial y ejecutemos los deberes ciudadanos que han de impedir este tipo de abuso policial:
http://www.elnuevodiario.com.do/app/article.aspx?id=415675.

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