En un artículo anterior habíamos expresado que uno de los factores que más retrasa el desarrollo humano sostenible es la desigualdad de género. Recientemente, esbozamos la política del Gobierno dominicano expuesta el 27 de septiembre del corriente año por el presidente Danilo Medina, durante su participación en la Reunión de Líderes Mundiales sobre la Igualdad de Género en la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en New York.
En la referida reunió, el jefe de Estado reafirmó la voluntad política del Gobierno dominicano de enfrentar los retos y desafíos de equidad de género y empoderamiento de la mujer. Hoy volvemos sobre el tema con la convicción de que mientras esa inequidad se mantenga al nivel actual, será muy difícil avanzar hacia un mundo desarrollado y justo.
La igualdad de género es una aspiración universal incluida entre los principales objetivos permanentes de la ONU para siglo el XXI. El organismo se propuso inicialmente “promover la igualdad entre los sexos y el empoderamiento de la mujer”, así como eliminar las desigualdades entre los géneros en la enseñanza primaria y secundaria para el año 2005, y en todos los niveles de la enseñanza al presente año 2015. En las 169 metas de la Agenda de Desarrollo Humano Sostenible al 2030, 17 metas están destinadas al logro de la plena igualdad entre mujeres y hombres.
La lucha contra todo tipo de inequidad contra las mujeres, sobre todo pobreza y desigualdad, deberá ser enfatizada si realmente queremos reducir progresivamente este problema hasta su erradicación, en sociedades como las latinoamericanas y caribeñas, las cuales están integradas mayoritariamente por mujeres, quienes reciben salarios desiguales y el 75 por ciento no cuenta con ingreso propio, según informe de la CEPAL.
Las mujeres, a pesar de representar un poco más de la mitad de la población mundial, su contribución a la actividad económica, medida en función del crecimiento y el bienestar, está muy por debajo de su potencial, lo cual tiene serias consecuencias macroeconómicas y sociales.
La CEPAL sostiene que el desarrollo sostenible universal depende en gran parte de la participación de las mujeres, por lo que las naciones en el seno de la ONU se han comprometido a trabajar para dejar atrás un modelo social y económico afectado por la crisis alimentaria, climática, energética y financiera, donde prevalecen desigualdades y mayores riesgos ambientales para las poblaciones pobres, donde hay más mujeres que hombres.
En julio de 2015, la Tercera Conferencia Internacional sobre Financiamiento para el Desarrollo concluyó con un reconocimiento claro a la igualdad de género como elemento fundamental para el logro del desarrollo sostenible. En dicha conferencia, los Estados adoptaron la Agenda de Acción de Addis Abeba. ONU Mujeres tuvo una participación intensa en las negociaciones, reiterando la necesidad de asumir un compromiso firme con un financiamiento transformador para la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres. ONU Mujeres trabajará ahora con un grupo de Estados Miembros para implementar un Plan de Acción a fin de garantizar que los compromisos de género que se incluyeron en el texto acordado se conviertan en acciones concretas.
El 13 de septiembre volvimos a las Naciones Unidas, para exponer ante una sesión de alto nivel de su Consejo de Seguridad y en nombre del presidente Medina, la posición del Gobierno dominicano sobre los derechos de las mujeres y su papel en el ámbito de la paz y la seguridad internacional. Estos temas son de trascendental importancia en un mundo global en el cual es necesario profundizar en una cultura de protección y solidaridad con las niñas, adolescentes, y mujeres.
En ese sentido, debemos señalar que desde la aprobación en el Consejo de Seguridad de la Resolución 1325, el 31 de octubre del año 2000, sobre Mujer, Paz y Seguridad se han logrado progresos genuinos para proteger a la mujer en las situaciones de conflicto y para avanzar hacia su plena y total participación en igualdad de condiciones en los procesos de paz y seguridad internacionales.
Nuestro gobierno acoge con beneplácito los progresos alcanzados en la aplicación de la Resolución 1325. Sin embargo, entendemos, que es preciso coordinar acciones en la aplicación de esta Resolución, para lograr un enfoque más global. El Sistema de las Naciones Unidas tiene un papel fundamental en este sentido. Se requiere impulsar acciones realmente efectivas que permitan que las mujeres pasen a ser las sujetas principales en la aplicación de la Resolución y no dependientes de las decisiones de los otros.
Estamos ante una oportunidad histórica para continuar impulsando el desarrollo de una agenda centralizada que priorice el valor de la participación de la mujer, como una fuerza motriz inestimable para alcanzar la paz y la seguridad sostenible, pero muy especialmente para lograr el desarrollo en condiciones de igualdad.