En ocasiones sucede que madurar no es opcional, maduramos o nos estrellamos, y es así como logramos protegernos de los insensatos y liberarnos de la propia insensatez, un mordisco de lengua a tiempo es el mejor bocado para no tener que escupir la sangre de la traición o la burla. Nuestro Señor Jesús nos ha entrenado bien en el tema de la prudencia, de modo que nunca saquemos de la bóveda del corazón lo que otros no guardarán ni en sus bolsillos.
En Proverbios 25.11 leemos: ‘‘Manzana de oro con figuras de plata es la palabra dicha como conviene’’ . Por tanto, si no encontramos una buena ocasión para hablar, recordemos que hay momentos donde el silencio es la custodia de quienes cuentan con el Dios que siempre responde.